Once agentes se armaron ayer de paciencia para enseñar a los pequeños que acudían a alguna consulta -y a un grupo de 30 alumnos del colegio La Paz- que hay que cruzar por los pasos de cebra, respetar los semáforos y ponerse el casco al montar en bici. Esto último es lo que más les costaba, porque las ansias de los chicos por montarse en las bicis les hacían olvidarse de las medidas de seguridad. Tras pasar por el circuito de prácticas de circulación, les esperaba la experiencia de subirse a uno de los furgones de la Unidad de Intervención Nocturna. "Es mío", decían al volante. "No toquéis el pito que suena mucho y molesta a los que niños que están dentro malitos", se afanaban sin mucho éxito los policías.
Dentro del hospital, para los pequeños que están ingresados y no podían salir al circuito instalado en los jardines, los agentes impartieron dos charlas y visitaron las habitaciones de los niños de la planta de Oncología, a los que les repartieron carnés de policía y pegatinas y les dejaron hablar por la emisora de radio interna de la Policía Local con los agentes y con el resto de niños que estaban fuera.
La portavoz del cuerpo municipal, María Guerrero, destacó la importancia de hacer estos cursos de educación vial para concienciar a los niños de que "sean conductores y peatones responsables, porque son el futuro". Por su parte, la subdirectora médica del Hospital Infantil, Rocío Hernández, agradeció la iniciativa de la Policía Local de llevar estos cursos al centro por la ilusión que supone "cualquier iniciativa que sea acercar el exterior a niños que llevan mucho tiempo ingresados".
