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Al mal tiempo, buen temperamento

Hace unos días cuando me dirigía al trabajo -es una de las ventajas de ir a pie, merece la pena- fui testigo de un diálogo, más bien de un monólogo, porque sólo pude oír a una de las partes. "¿Qué tal te viene quedar a cenar con Angustias esta noche?", pregunta una chica mientras camina dirigiéndose a un teléfono móvil que...

el 15 sep 2009 / 22:20 h.

Hace unos días cuando me dirigía al trabajo -es una de las ventajas de ir a pie, merece la pena- fui testigo de un diálogo, más bien de un monólogo, porque sólo pude oír a una de las partes. "¿Qué tal te viene quedar a cenar con Angustias esta noche?", pregunta una chica mientras camina dirigiéndose a un teléfono móvil que, como un componente más de su cuerpo, lleva adosado a ella. La persona que se encuentra al otro lado, seguramente un tanto perpleja y tal vez contrariada, pudo perfectamente haber contestado: "Pues, sinceramente, mejor relajadas, ¿no?"

Ésta es una de esas conversaciones desinhibidas con las que nos tropezamos a diario y de las que uno, sin pretenderlo, participa. Y tanto por lo que oímos, como por lo que imaginamos, ya formamos parte de ella. Nos sentimos impelidos a continuarla. A hacerla nuestra. Reproducimos la escena, mientras avanzamos, y sonreímos. Y de esta manera tan trivial, distraemos, por unos minutos, nuestro pensamiento.

Las cosas son, en cierto modo, así. Pequeños detalles, intrascendentes, ligeramente interpretados, van dando sentido al tiempo que disfrutamos cada día. Diríamos que es, también, una buena forma, una más, de practicar y desarrollar habilidades, competencias, para afrontar con optimismo y esperanza las adversidades, las contrariedades. Con mejor fortuna, además, si es con mayores dosis de humor y menos dramatismo. El humor es un mecanismo lleno de sentido, una respuesta inteligente. Al mal tiempo buena cara, reza una máxima popular, sencilla y sabia como tantas otras.

La manera en que nos relacionamos con las cosas, es lo que generalmente se conoce como temperamento. Quien goza de buen humor, suele decirse que posee un buen temperamento. Pero, ¿qué es exactamente? Para la psicología se considera parte integrante de uno mismo, heredable y recibida de los progenitores en los genes. En las primeras fases de la vida constituye el núcleo físico de la personalidad, que a lo largo de nuestra existencia el entorno irá modelando.

En la doctrina hipocrática, los cuatro líquidos fundamentales a los cuales se atribuía el origen y sostenimiento de la vida: sangre, bilis, flema o linfa, bilis negra o atrabilis, permitían distinguir entre cuatro temperamentos distintos: colérico, sanguíneo, flemático y melancólico. Como resultado de la mezcla entre estas distintas clases, a través de una proporción equilibrada, se alcazaba lo que los clásicos denominaban la justa medida, hoy conocido como 'buen temperamento'.

En el contexto de la música está relacionado, este último, con el sistema de afinación, o conjunto de sonidos utilizados. Consiste el buen temperamento en modificar tenuemente, en desafinar ligeramente varias notas, para aprovechar todas las tonalidades posibles. Éste fue el tipo de afinación del que se sirvió Johann Sebastian Bach para componer su obra Clave bien temperado. Se trata, en definitiva, de buscar algún tipo de entonación con el propósito de alcanzar un resultado más satisfactorio. Así pues, al mal tiempo, buena cara, equilibrio y buen temperamento.

Doctor en Economía

acore@us.es

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