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Al margen del río

A veces los políticos no encuentran la fórmula más acertada para traducir al lenguaje de la calle las ideas que creen importantes. La transferencia de competencias sobre el río Guadalquivir desde el Gobierno central a la comunidad andaluza, refrendada en el nuevo Estatuto, tiene un significado político y económico capital para los andaluces. Foto: J.Cuesta.

el 15 sep 2009 / 12:09 h.

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A veces los políticos no encuentran la fórmula más acertada para traducir al lenguaje de la calle las ideas que creen importantes. La transferencia de competencias sobre el río Guadalquivir desde el Gobierno central a la comunidad andaluza, refrendada en el nuevo Estatuto, tiene un significado político y económico capital para los andaluces.

Pero traducido al lenguaje coloquial siempre va a resultar bastante raro escuchar que el Guadalquivir ya puede considerarse un río andaluz que pertenece a los andaluces. Con todo, la Consejería de Turismo organizó para ayer y hoy una serie de actividades lúdicas y deportivas a lo largo del Muelle de la Sal con la intención de que los sevillanos se detuvieran en la orilla y miraran, orgullosos, hacia su río. Fue la fórmula de hacer partícipes a los andaluces de la transferencia de competencias.

El Guadalquivir es un símbolo de la mezcla de culturas mediterráneas, un filón turístico que el consejero del ramo, Luciano Alonso, comparó ayer con el Danubio, el Po, el Loira o el Rin, las mayores cuencas fluviales de Europa. Pero desde la orilla del muelle, los sevillanos que miraban ayer al río no alcanzaban a ver tan lejos como el consejero. "El Guadalquivir es una enorme fuente de atracción turística", dijo, y recordó que hay seis planes en marcha que tratan de revitalizar el río a lo largo de las seis provincias que atraviesa.

Ante una botella de whisky, los hay que ven una botella de cristal y otros que ven el mejor whisky de Escocia. Ocurre lo mismo con los símbolos identitarios: no siempre se hacen visibles para todos, no siempre significan lo mismo. Quizá por eso la Junta metió ayer en el río a un montón de navegantes: motos acuáticas, piraguas, lanchas motoras, paseos en barco gratuitos... y salpicó el muelle de actividades deportivas y juegos para familias y niños.

Así las orillas del Guadalquivir se fueron llenando de gente y, sin más esfuerzo, el símbolo se hizo visible para todos. Al margen de la trascendencia del acuerdo que se firmó ayer, los deportes, la música, las exhibiciones acuáticas y los juegos sirvieron para darle un significado festivo al río. Y eso lo entendió todo el mundo.

Para otros, en cambio, el Guadalquivir siempre ha estado ahí. Los hay que cada mañana salen a correr por las orillas o van a pescar en sábado, pero ayer no encontraron barbos por culpa del ruido de las lanchas. También los hay que andan buscando el río: Un hombre con frac y su esposa de blanco bajaron ayer a la orilla para hacerse las fotos de boda.

Pero mientras posaban, se veía de fondo a las lanchas motoras saltar por detrás del velo de la novia. El fotógrafo enfocaba a la pareja, pero si buscaba el puente de Triana de fondo, se encontraba el rocódromo, y buscando la calle Betis, aparecía la carpa de Guadalquivir Turístico. ¿Qué pasa hoy aquí? "El río, que ya es andaluz".

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