Todos pasamos la mañana con la mirada en la pantalla o una oreja puesta en los niños que cantaban desde la radio, pero la suerte fue eliminando números con la precisión con que se deshoja una margarita y se marchó a otros lares. Salvo dos o tres excepciones de letra pequeña, los premios eligieron el norte, Cataluña sobre todo. Parece que la fortuna no es tan ciega al fin y al cabo y que buscaba compensar a los barceloneses por uno de sus años más negros : la lluvia de millones servirá quizá para paliar los socavones, las averías eléctricas, el caos de los cercanías, la incompetencia de quienes mandan. n Luis M. Ruiz