La lucha del tomate de Los Palacios y Villafranca por conseguir un nombre propio en el mercado cada vez más internacional en el que se desenvuelve, compitiendo con otros primos fraudulentos, ha llevado al Consistorio palaciego a realizar una campaña permanente para potenciar su proyección.
Tanto es así que está preparando un dossier, que viajará a las altas esferas europeas, al que sólo le falta un estudio específico de la tierra que posibilita ensalzar la singularidad de este regalo del Bajo Guadalquivir.
El bombón colorao, como llaman los palaciegos a su tomate, lleva varios años intentando conseguir una categoría específica que los diferencie de los demás tomates del mundo. En esa lucha sin cuartel en la que a diario se ven ofertas de tomates con el apellido de palaciegos que en realidad no lo son, el Ayuntamiento ha puesto todo su empeño en una campaña permanente que va más allá del protagonismo de este fruto en las últimas ferias agroganadera y de la tapa.
El año pasado incluso se formalizó una Asociación del Tomate Palaciego que aglutinaba a las cooperativas locales, al Consistorio, los productores, los comercializadores y organizaciones como COAG, Asaja y UPA, además de la empresa pública Idelpa.
Tras consolidarse el estudio, todavía inconcluso, para recabar datos sobre la producción anual, la superficie de siembra y el número de agricultores dedicados a este cultivo, falta un estudio edafológico que determine que las tomateras palaciegas son como son, es decir, únicas, por crecer en este suelo y no en ningún otro.
La edafología es una rama de la ciencia del suelo que estudia la composición y naturaleza del suelo en su relación con las plantas y el entorno que le rodea, y atiende a factores como la roca madre, el clima, el tiempo, la biota y el relieve.
Para tal estudio, el alcalde, Antonio Maestre (PSOE), ha solicitado ayuda al delegado provincial de Agricultura y Pesca, Francisco Gallardo. "Se trata de obtener detalles sobre las características del suelo y las aguas de riego para completar los estudios históricos y técnicos ya realizados para obtener una protección que garantice una marca y una calidad reconocibles en el exterior", explicó Maestre, confiado en que el tomate local cumple todos los requisitos para obtener la Indicación Geográfica Protegida.
La protección de este cultivo tradicional deberá ser aprobada por la Junta, que le dará traslado al Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino. Éste lo remitirá a su vez a la Unión Europea, competente para darle el visto bueno definitivo.
La variedad más característica del tomate palaciego es la conocida como "genaro", que se produce en primavera, aunque los informes destacan la calidad de este cultivo durante todo el año.
