Economía

Alas que vuelan en barco

Estas piezas del A400M se someterán a diversas pruebas de fatiga en Alemania, adonde se trasladarán varios equipos de trabajadores desde Sevilla.

el 08 feb 2010 / 18:30 h.

Alberto González, Ana Rodríguez y José Antonio Peláez.

El buque City of Hamburg ya se encuentra en camino con destino a la localidad alemana de Dresde. Entre su carga lleva una muy particular, un conjunto de alas de un avión A400M que se ha montado en la planta sevillana de San Pablo y que llegará a su destino final en diez días.

Su envergadura -cuarenta metros de largo por ocho de ancho- requirió dos horas de viaje para su traslado desde la planta de montaje del avión, próxima al aeropuerto, a una velocidad media de 15 kilómetros por hora, hasta las instalaciones portuarias, desde donde fue embarcado este fin de semana pasado para su traslado a Alemania.

Es el conjunto de piezas que falta para completar una estructura completa de la aeronave que servirá como base para desarrollar distintas pruebas en la localidad alemana, emulando durante las mismas el comportamiento que tendría el aparato igual que si estuviese volando.

Así lo explica Ana Rodríguez, jefa del departamento de Ingeniería de Procesos del A400M, que es la persona encargada de definir la fase última de integración del avión -la que se denomina estación 40-, y una de las nueve personas que, desde Sevilla, se ha trasladado hasta Dresde para supervisar la integración de las alas y dar paso a la siguiente fase, la de las pruebas. A éste le seguirá otro equipo.

Allí, el prototipo completo del avión -que únicamente prescindirá de los motores y los sistemas- se someterá a diversos ensayos de fatiga, de manera que "se prueba que toda la estructura resiste a los ciclos de vida para los que está diseñado el avión, de la misma manera que si estuviera volando".

La importancia de estos ensayos, que se prolongarán durante más de un año y que están previstos que arranquen el próximo mes de octubre, estriba en que son necesarios para la certificación de la aeronave.

Le acompañan en este viaje José Antonio Peláez, con tres décadas de experiencia en la empresa, primero CASA y ahora Airbus Military, quien llegó la semana pasada de Dresde donde estuvo participando en los trabajos de integración de la cabina de pilotos y el fuselaje, y Alberto González Reyes.

Es de los más jóvenes del grupo, un sevillano de 24 años de la segunda promoción de Ingenieros Aeronáuticos de la Universidad de Sevilla, que apostilla antes de embarcarse hacia Dresde que en San Pablo, al menos en lo que a trabajo se refiere, no se ha dejado sentir la incertidumbre en torno al A400M.

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