Cultura

Alcalá acogió a los tres mosqueteros de jazz-flamenco

Alcalá de Guadaíra y Juan Vergillos parecen haber dado en la tecla con sus Vaivenes flamencos, un ciclo de conciertos que se vienen celebrando en el Castillo desde el pasado día 5 con buena respuesta del público y un ambiente que se parece poco al de los clásicos festivales flamencos.

el 15 sep 2009 / 07:37 h.

Alcalá de Guadaíra y Juan Vergillos parecen haber dado en la tecla con sus 'Vaivenes flamencos', un ciclo de conciertos que se vienen celebrando en el Castillo desde el pasado día 5 con buena respuesta del público y un ambiente que se parece poco al de los clásicos festivales flamencos de la canícula andaluza.

La noche del lunes el ambiente era magnífico, con muchos jóvenes y artistas que, como Javier Barón, El Galli, Niño Elías o el bailaor Pepe Torres, salieron de la muralla árabe de la localidad sevillana emocionados por cómo habían tocado los tres mosqueteros de la fusión flamenco-jazzera: Carles Benavent, Jorge Pardo y el batería Tino Di Geraldo. Y nadie, absolutamente nadie, salió preguntándose si lo que acababan de escuchar era o no flamenco. Parece que vamos evolucionando, aunque sea muy despacito.

Esto me recuerda una anécdota de Miles Davis, el gran trompetista negro. Cuando grabó su disco Música of Spain, donde hay una saeta espeluznante, un sesudo crítico le preguntó: "¿Eso es jazz o es flamenco?". Y Miles, que estaba pasado de todo, le contestó: "Es música".

El secreto de esto está en saber lo que uno va a escuchar. Nunca entenderé a quienes van a escuchar a un cantaor de flamenco y comienzan a despotricar sobre él antes de que abra la boca. Supongo que no van a disfrutar de su cante, porque saben de antemano que no les gusta, sino a una especie de flagelación para aliviar la frustración de no tener en casa la exclusividad del mando a distancia de la televisión.

Carles Benavent, Jorge Pardo y Tino Di Geraldo son grandes músicos españoles, conocidos en el flamenco desde que formaron parte del famoso Sexteto de Paco de Lucía. Ellos contribuyeron a crear una música que cambió el rumbo del flamenco. Por tanto, el hecho de poder disfrutar en un concierto de estos tres fenómenos, es algo tan fuerte que el que va a escucharlos no se plantea si lo que hacen es flamenco, jazz, rock and roll o papas con calamares.

Perfectamente acoplados y con un directo magnífico, el saxo y la flauta de Pardo, el bajo eléctrico de Benavent y la batería de Tino cautivaron a la grada, absolutamente llena de público. Hubo algo de frialdad al principio, a pesar de los solos de saxo y flauta travesera de Jorge Pardo, que tiene tantos melismas como la Niña de los Peines. Nos emocionaron sus bulerías de Cádiz, adornadas con unos bordonazos de Carles Benavent que nos recordaron a los de Diego del Gastor.

Magnífico concierto, excelente ambiente y una noche, desde el punto de vista climatológico, que ni pintada. Y esta noche, para que no pare la fiesta, llegará el turno de Son de la Frontera, el grupo revelación de la última década. No se lo pierdan.

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