Cultura

Alejandro Luque recorre Sicilia en busca de Borges

El escritor y periodista Alejandro Luque (Cádiz, 1974) persigue al maestro argentino Jorge Luis Borges por la isla de Sicilia en el libro Viaje a la Sicilia con un guía ciego (Almuzara), obra con la que ganó el I Premio Internacional de Libros de Viaje Hotel Monasterio de San Miguel.(Foto: Gregorio Barrera).

el 15 sep 2009 / 01:15 h.

El escritor y periodista Alejandro Luque (Cádiz, 1974) persigue al maestro argentino Jorge Luis Borges por la isla de Sicilia en el libro Viaje a la Sicilia con un guía ciego (Almuzara), obra con la que ganó el I Premio Internacional de Libros de Viaje Hotel Monasterio de San Miguel, y que ayer presentó en la Casa del Libro de Sevilla.

Un libro de tapas rojas, una suerte de misal que incluye una colección de retratos que el fotógrafo de la Agencia Magnum Ferdinando Scianna realizó a Jorge Luis Borges durante su paso por la isla, y que aderezan el libro, marcan la ruta de esta "antiguía turística" que representa, en palabras de Alejandro Luque, su Viaje a la Sicilia con un guía ciego.

Según el escritor gaditano, la obra "no se trata de un libro de viajes al uso que indica cómo llegar a los lugares, sino que te dice cómo perderte. Pretende ser también como aquellos libros-juego en los que puedes elegir tu propia aventura, no tanto por la posibilidad de saltar de página en página, como de precipitarse de lectura en lectura, de película en película o de ciudad en ciudad".

En Viaje a la Sicilia con un guía ciego este fetichismo borgiano empuja al protagonista, que cuenta en su aventura con la compañía de los tres amigos Ka, Ro e Iván, "no sólo por carreteras de hormigón", sino también por las "caprichosas autovías de obligado peaje de la literatura-Lampedusa, Bufalino, Sciascia, Camilleri o Pirandello-, por la música, el arte y la memoria", apuntó.

Para Luque, "este libro nace del deseo de compartir con los amigos y lectores las cosas que me hacen sentir, vivir y disfrutar". Es así como se propone "jugar con ese alter ego inflado que es el protagonista" para "satirizar el fetichismo que despliegan los lectores con algunos escritores. Un fanatismo que despiertan los grandes maestros como Borges o Lorca y que conducen en muchas ocasiones a perder de vista la obra del autor, que, al fin y al cabo, es lo que importa. Nos quedamos en la anécdota, en la imagen y olvidamos que cuando se está más cerca de un escritor es leyéndolo", afirmó el periodista.

Sin embargo, Luque confesó no haberse "librado" aún de Borges, al igual que le ocurrió en su día con Fernando Quiñones y como le pasó a éste mismo con Borges. "El argentino es uno de esos autores que se inmiscuyen en tu escritura y no te dejar ser tú, reduciéndote a poco más que un copista". Contra ello, el periodista sostuvo que el "verdadero viaje y la verdadera vocación literaria" tienen como objeto "encontrarte a ti mismo y a tu verdad, responderte a tus propias preguntas superando esa condición de clon".

Entre los hallazgos propios de este viaje, propiciados por la pasión borgiana y por la suscitada por su verdadero guía ciego, el amor, Luque sintió nacer una "absoluta fascinación por Sicilia", en su opinión y la de Goethe, "la llave de todo en el Mediterráneo", que "sabe mucho de nuestra civilización occidental". "Si no sabemos leerla, los últimos 4.000 años, no nos han servido de nada", aseguró. En este sentido, lamentó que Occidente "no se mire más a menudo en el espejo que es el Mediterráneo". "Tendríamos que haber mirado hacia ella cuando el 11 M y la Guerra de Irak como reflejo de todo lo que nos une, en lugar de cegarnos con esa línea inexistente que dividía el Norte y el Sur, al nosotros del ellos".

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