Tras varias semanas de incertidumbre, Alemania da el beneficio de la duda al programa del A400M de Airbus y, a pesar de los retrasos, acuerda con Francia "darse seis meses", para reflexionar sobre el futuro del avión cuyo ensamblaje final se realiza en Sevilla. Respiro para el programa.
Lo anunciaron ayer la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, poniendo fin a los temores de que Berlín retirase inminentemente su encargo de 60 aviones A400M, que acumula tres años de continuos retrasos, y provocase un efecto dominó entre los compradores que diera la última puntilla al programa.
"Es bueno que nos demos un plazo de seis meses para discutir" del A400M, señaló Sarkozy en la conferencia de prensa convocada junto a Merkel al término de un encuentro en París, consagrado esencialmente al Consejo Europeo de la próxima semana.
Lo corroboró la canciller, que insistió en que "necesitamos todavía discusiones sobre lo que podemos hacer y, por eso, nos damos unos meses".
"En cualquier caso, necesitamos un avión de transporte", añadió la jefa del Gobierno germano, en respuesta a si Alemania seguía comprometida a encargar este aparato.
El fabricante europeo y los siete países iniciales firmantes del programa de lanzamiento de este avión de transporte militar (Alemania, Francia, España, el Reino Unido, Bélgica, Luxemburgo y Turquía) acordaron la pasada primavera dejarlo estar hasta finales de junio, para renegociar el contrato conforme a las circunstancias actuales (demoras, crisis económica y estrechez del gasto público).
Airbus podría enfrentarse a una sanción de hasta 1.400 millones de euros a causa de las penalizaciones por los retrasos acumulados, incluso si los Estados clientes se reafirman en su compromiso, según revelaba el fabricante en su último informe anual.
El consorcio se ha visto obligado a aplazar el primer vuelo del A400M debido a los problemas con la propulsión del motor TP400 de la aeronave, principal lastre del desarrollo de todo el proyecto.
Estos obstáculos han supuesto un coste adicional de 5.000 millones de euros, para cuya financiación Airbus provisionó (reservó) 1.760 millones de euros, al igual que los constructores del motor, que ampliaron capital por valor de 124,4 millones, o la proveedora electrónica Thales, que mandó a provisión 60 millones.
No obstante, Airbus sitúa el primer vuelo del avión militar a finales de 2009 y las primeras entregas dentro de tres años, es decir, a finales de 2012 o principios de 2013, aunque no hay un calendario establecido.