Los padres adictos a la limpieza corren el riesgo de criar hijos alérgicos. La teoría de la higiene sigue en la palestra: la Academia Europea de Alergología e Inmunología Clínica ha vuelto a insistir en los problemas de mantener a los niños en una burbuja. Prueba de ello: las alergias se han cuadriplicado en la última década.
"Es que hoy se esteriliza todo, chupetes, biberones... Hasta se les da uno nuevo si se caen al suelo", subraya Consuelo Martínez Cócera, jefa del servicio de Alergias del Hospital Clínico de Madrid. Y es que la obsesión por evitar microbios resulta contraproducente. Según explica la doctora, por un lado impide que los pequeños desarrollen sus defensas correctamente. "Lo más común es que no madure bien la flora del aparato digestivo". Y por otro, hace que el niño acumule y acumule anticuerpos puesto que no llegan a actuar frente a las bacterias. "Esto resulta perjudicial puesto que los anticuerpos generan un tipo de defensas (las inmunoglobulinas G) que por error terminan de originar las alergias", precisa la experta.
Eso sí, esta cadena sólo llega a su fin en aquellas personas que están predispuestas genéticamente. Es decir, tienen familiares directos que sufran alergias. Un artículo publicado en la revista científica British Medical Journal subraya esta idea tras entrevistar a casi 25.000 madres. Y señala que la enfermedad no es tan frecuente en poblaciones que siguen pautas menos complacientes con la higiene (generalmente viven en el campo y soportan una exposición temprana a los animales de granja, conviven en casas grandes y no abusan de los antibióticos...).
No obstante, la contaminación y los hábitos son determinantes en la aparición del trastorno. Es una de las conclusiones a las que se llegó en el XXVII Congreso de la Academia Europea de Alergología e Inmunología Clínica, celebrado en Barcelona.
"Los hábitos de vida de las grandes ciudades, la mala alimentación, las excesivas medidas higiénicas así como la contaminación y la asistencia temprana a las guarderías favorece que las primeras manifestaciones de las alergias sean, cada vez, más frecuentes en las primeras etapas de la vida. De hecho, la prevalencia de asma en niños y jóvenes se ha triplicado o cuadruplicado en los países industrializados", apuntó la doctora Belén de la Hoz, alergóloga del Hospital Ramón y Cajal de Madrid.
Las reacciones. Los alimentos son la primera causa de alergia. "La teoría de la higiene está implicada en el proceso de maduración del tracto digestivo y, por tanto, en la respuesta inmune del lactante", apostilló. Así, y mientras que hasta los tres años la leche y el huevo son los productos que originan un mayor número de reacciones, a partir de esa edad son los vegetales y las frutas -melocotón, pera y manzana- los que suelen esconderse detrás de los procesos alérgicos.
También resultan importantes las dermatitis atópicas o inflamaciones de la piel, que causan enrojecimiento de la zona, picor y descamación. Estas alteraciones aparecen en los primeros seis meses de vida hasta en un 45% de los casos. La mayoría (el 90%) debutan antes de que el niño cumpla los cinco años. La buena noticia es que la mitad de las alergias desaparecen dos años después de ser detectadas.