Una máquina vibradora en plena tarea durante las labores de recogida de la aceituna en la comarca del Aljarafe.
Las altas temperaturas que vienen marcando los termómetros de la provincia durante los últimos meses, unidas a la ausencia de precipitaciones, han encendido todas las alarmas para las cosechas. Así, la organización agraria Asaja advirtió ayer sobre el efecto negativo que esta sequía y las continuas olas de calor están teniendo para el cereal, de cara a la subida de los inputs que afrontan los ganaderos al comprar el pienso, así como en el olivar para los agricultores, donde tendrán que elegir entre el verdeo o su destino final para aceite. De este modo, el coordinador de servicios técnicos de Asaja en Sevilla, Antonio Caro, apuntó que además de la sequía que viene arrastrando el cereal, este cultivo también está sufriendo la ola de calor que se vive en toda Andalucía, pero también en los Estados Unidos. "Se está reduciendo la producción de cereales por la falta de agua, lo que se une al descenso en la producción en los países del Este". Un hecho que como principal consecuencia está provocando el aumento del coste del pienso, provocando fuertes presiones al ganadero.
En una situación muy similar se encuentran los agricultores del olivar, que viven con incertidumbre la ola de calor que se extiende por toda Andalucía. La realidad es que actualmente se encuentran pendientes del cielo, a la espera de que se produzcan precipitaciones en las primeras semanas de septiembre, de lo que dependerá su decisión sobre si se recoge la aceituna para verdeo -el mes que viene- o si se deja todo para la campaña de aceite, durante el próximo invierno. "Si no llueve esta aceituna será para aceite porque no tendrá tamaño suficiente para recogerla para verdeo", explicó Caro.
De igual manera, el coordinador de los servicios técnicos de Asaja en Sevilla señaló que la cosecha de girasol, que se está produciendo en estos momentos, está sintiendo los efectos de esta falta de precipitaciones con una disminución de la producción "muy grande" y unos rendimientos "muy bajos" para los que genera habitualmente. Un hecho que, además, se une a que la superficie de siembra ha sido este año un 55% inferior a otras campañas, así como el retraso en la siembra motivado por las heladas.
Aunque no todo son malas perspectivas. En el extremo contrario se sitúan otros cultivos cuyas previsiones están siendo algo más positivas. Es el caso, por ejemplo, de la remolacha, que terminó el jueves, obtuvo un rendimiento medio bueno, con 80 toneladas por hectárea, y una riqueza de azúcar importante.
Por último, anunciaron que el algodón, que esta campaña ha sufrido una leve incidencia de plagas, cuenta con una perspectiva buena para la próxima campaña.
