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Alertan de robos dentro de los pisos en la barriada de Santa Justa

Los ladrones abren las casas que no están cerradas con pestillo usando una tarjeta de crédito o una radiografía. Los vecinos han visto a mujeres con un carrito de la compra y sospechan que se llevan el botín dentro de la bolsa.

el 05 oct 2010 / 19:01 h.

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En los bloques Danubio de la avenida Pueblo Saharaui ha habido un robo y una intentona.

Los vecinos del entorno de Santa Justa están alarmados porque un grupo de personas roba en las viviendas después de abrir las puertas con una radiografía o una tarjeta de crédito. Usan el método conocido como el resbalón, que consiste en presionar el pestillo para que resbale hacia atrás y la puerta se abra. Este sistema, el mismo que emplean los cerrajeros, sólo funciona si la puerta no tiene echado el cerrojo, por lo que la Policía insiste en que no se dejen nunca las casas abiertas, aunque no se tenga previsto estar mucho tiempo fuera.

Uno de los primeros robos se produjo a mediados de agosto en un domicilio de la calle Luis Ortega Bru, en la barriada San Carlos, del que se llevaron una enorme colección de oro que el propietario guardaba en el domicilio, valorada en unos 20.000 euros en joyas y relojes.

El propietario, que dejó sola la casa a plena luz del día y durante poco tiempo, se encontró al volver con que la puerta no estaba forzada, una característica del método empleado para abrir la puerta. "Se nota que sabían a lo que iban porque la bisutería la dejaron", explicó a El Correo una hija del dueño del piso. Los vecinos habían visto ese día a una mujer rumana con un carrito de la compra llamando a todos los pisos del bloque, por lo que sospechan que pudo ser la autora del robo, con otras dos que aguardaban en la puerta, y que habrían disimulado el botín con el carro.

La misma descripción dieron otros vecinos de los bloques Danubio de la cercana avenida Pueblo Saharaui, donde en septiembre desvalijaron otro piso. El dueño salió durante una hora, también en pleno día -entre las 12.40 y las 13.40 horas- y al volver se encontró que habían entrado sin romper la cerradura. Todos los cajones estaban revueltos. Faltaban los 360 euros que guardaban en un sobre, joyas, una cámara de fotos, otra de vídeo y varios relojes, según explicó el propietario. Cuando la Policía fue no encontró huellas dactilares. "Nos dijeron que se ponen guantes porque son profesionales, una banda organizada", explica el propietario del piso. Una semana después intentaron entrar en otro piso del bloque, pero el cerrojo estaba echado y no pudieron. Sin embargo, la vecina estaba en casa y al oír el ruido se asomó por la mirilla y vio a una mujer que coincidía con la descripción del anterior robo: era extranjera, llevaba un carro y estaba trasteando en las puertas. "La Policía nos ha dicho que están robando mucho por la zona. El día que vinieron a buscar huellas nos contaron que esa mañana habían recibido cuatro avisos", cuenta el presidente de la comunidad.

... y los sábados, el timo del cambio de los billetes

La calle Esperanza de la Trinidad, también en Santa Justa, ha sufrido cinco intentos de timo con el cambio de los billetes en el último mes, dos de ellos con éxito en una tienda de chucherías y una farmacia. Las timadoras, dos mujeres de raza gitana con un niño, actúan los sábados por la mañana. Fingen comprar algo de poco valor y entregan un billete, pero cuando el comerciante saca el cambio realizan una maniobra de distracción -a veces el niño toquetea los productos- y aprovechan para llevarse su billete y el cambio. Así birlaron 50 euros en la tienda de chucherías y 10 en la farmacia. En la papelería donde lo intentaron los dueños se percataron y las echaron.

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