Alestis, la empresa aeronáutica andaluza de referencia, no tiene más remedio que someterse a un profundo plan de reestructuración con el que pasar página de una gestión más que cuestionada -que se saldó con la marcha del consejero delegado procedente de Alcor Gaizka Grajales-, sanear su situación financiera y coger impulso para ponerse al día en los importantes contratos que mantiene con Airbus, sobre todo, en el programa A350.
El consejo de administración de la compañía, actualmente en concurso de acreedores, conoció ayer de boca de su director general, Jesús García Argüelles, los puntos sobre los que se sustentarán los sacrificios, que implicarán un "duro" reajuste laboral con despidos -por encima del centenar- que afectarán a todas las plantas y la optimización de los centros productivos, con el cierre previsto de las que menos rinden. La empresa cuenta con 13 factorías y un centro de I+D.
La compañía no quiso adelantar el contenido hasta que lo conozcan los sindicatos. Aun así, insistió en el sobredimensionamiento de la plantilla -700 personas se han incorporado desde 2009-, hasta superar los 1.800 trabajadores, 1.600 en España. "Se producirán ajustes de plantilla para dimensionarla a la actual producción y a los pedidos para que siga siendo rentable".
Sus socios, Grupo Alcor, Agencia IDEA, Cajasol, Unicaja, el BEF y EADS, tendrán ahora que dar su visto bueno a las medidas, que en la reunión de ayer no se cerró, y darles traslado a los administradores concursales.
En Andalucía Alestis cuenta con tres factorías en Sevilla, donde también está la sede y un centro de ingeniería, y otras dos en Puerto Real, una de ellas construida expresamente para albergar la carga de trabajo vinculada al A350. Ésta, que absorbió buena parte de los 348 exempleados gaditanos de la extinta Delphi, será de las que mayor impacto sobre la plantilla sufra. De hecho, en junio expiró el expediente temporal de regulación de empleo (ERTE) para 195 trabajadores, que con toda probabilidad, se convertirá en extintivo.
De las plantas sevillanas, la ubicada en Dos Hermanas siempre ha estado en el punto de mira para su cierre, pero con la idea de integrar su actividad en otras. En febrero pasado Gaizka Grajales ya explicó que el plan industrial pasaba por "optimizar los recursos de la empresa", lo que implicaba el traslado de los activos y del personal de las plantas que se habían quedado "obsoletas". Respondían a ese supuesto Puerto Real Trocadero y Dos Hermanas. La primera iba a ser absorbida por la nueva de Puerto Real, mientras que la segunda se sumaría a la de Aerópolis. Se trataría de cierres pero reorganizando líneas de producción y manteniendo la actividad actual en la región.
La empresa cuenta con 2.400 millones en pedidos que les aseguran su actividad una década.
