Cultura

Alfombra roja para los flamencos

Gala de apoyo a la candidatura de nuestro arte a Bien de Interés Cultural.

el 11 nov 2010 / 07:11 h.

Si hay un genio en el periodismo televisivo andaluz, es Jesús Quintero, loco de remate y apasionado de lo andaluz, de su sol, su sal y su son. Así ha bautizado su nuevo programa para Canal Sur Televisión, cuyo primer capítulo fue grabado, en parte, anoche en su teatro de la calle Cuna, en la que hizo poner una alfombra roja para que los flamencos llevaran el arte de lo jondo hasta la Unesco, por si se les ocurriera salirse del compás y no declarar al flamenco Bien de Interés Inmaterial de la Humanidad.

La céntrica calle sevillana parecía tener anoche una lengua empapada en sangre, como la de aquella Periñaca de Jerez a la que, cuando cantaba por seguiriyas, la boca le sabía a glóbulos rojos. Por esa lengua granate no sólo pasaron los flamencos, sino afamados políticos como el consejero de Cultura, Paulino Plata; Alfredo Sánchez Monteseirín, alcalde de Sevilla; María de los Ángeles Carrasco, directora de la Agencia del Flamenco; Paco Perujo, su exdirector, además de la Duquesa de Alba y célebres artistas como Pasión Vega, Antonio el Chiquetete, Esperanza Fernández, Los Morancos, Los del Río, Nano de Jerez, Pilar Astola, Manuel Lombo, La Niña Pastori, Falete, Paco Fernández, David Peña Dorantes y muchos más.

También estuvo Rancapino, el hondo cantaor de Chiclana, que no desentonó entre tanta gente guapa, elegantes mujeres como las hermanas de Juanita Reina y apuestos caballeros como el periodista Rafael Cremades o el torero y flamencólogo (de última hora) Fran Rivera, al que el Loco de la Colina ha puesto de presentador del nuevo programa, ante la imposibilidad de poder darle ese privilegio al genial Juan Belmonte, quien descansa junto a la Niña de los Peines y Pepe Pinto, enamorado de Chacón y el Torre y del toreo de Joselito.

Emocionante discurso el que ofreció Jesús Quintero para reclamar el apoyo de la Unesco al flamenco, recordando los grandes momentos que ha vivido con los artistas, como cuando Quincy Jones presentó a Camarón en el Festival de Jazz de Monterux -estuve allí aquella noche- o Paco de Lucía arrancó un aplauso de veinte minutos en el Teatro Real de Madrid y abrió ese templo para lo jondo.

Más adelante se emocionó escuchando la grabación de Camarón en el festival suizo y, sobre todo, cuando recordó aquella noche en la que Paco Toronjo le concedió el privilegio de emborracharse con él por las estrechas callejuelas de Alosno. Lo de Fran Rivera fue otro cantar, y nunca mejor dicho. En su debut como flamencólogo de postín y presentador televisivo, el hijo de Paquirri dejó claro que el arte lo derrama cuando torea.

Dijo al revés el nombre del programa y, en general, el torero estuvo como si un toro llamado Compás se le hubiera atravesado. La gala quedó algo deslucida, como corresponde a lo que supone grabarla para televisión, con la voz del realizador al seis por medio y una cámara sobrevolando nuestras cabezas. Por un momento temí que arruinara el peinado de la Duquesa de Alba.

Como ocurre siempre, los flamencos salvaron la noche, unos más que otros. Hubo actuaciones ya grabadas, como las de Dorantes, Juan el Lebrijano y Pansequito, y otras en riguroso directo, como la del omnipresente Miguel Poveda, que repitió parte de su espectáculo de la pasada Bienal, aquella en la que rebajó a algunos grandes maestros ya desaparecidos. Su discípulo, Quico Peña, de Écija -tiene sólo 14 años-, cantó por seguiriyas y Arcángel, en una actuación de orejas y rabo, evocó el latigazo emocional de su paisano Paco Toronjo.

La Choni puso el momento cómico y, como es lógico, lo demás tendrán que verlo el próximo lunes en Canal Sur. Será la hora de la verdad, el momento de comprobar si Jesús Quintero es o no capaz de hacer un buen programa de flamenco, sin chabacanerías, con emoción y un verdadero compromiso con lo jondo.

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