"Estoy radicalmente en contra de traer de vuelta a España los restos de Antonio Machado". Así de rotundo se expresó ayer Alfonso Guerra, político, estudioso y gran conocedor de la obra del poeta sevillano, al término de su conferencia de clausura del seminario Bajo el signo de Collioure (1959-2009): Antonio Machado y la poesía española, organizado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) en Sevilla.
La delicada cuestión la puso sobre la mesa hace unos meses el alcalde de la capital hispalense, Alfredo Sánchez Monteseirín: "Las tumbas de Antonio Machado y su madre en Collioure (Francia) son un símbolo, un recordatorio permanente de la terrible situación en que la Guerra dejó a nuestros intelectuales y de la tragedia del exilio. Sin embargo, no habría que descartar traer a Sevilla los restos del poeta, de los que hay certezas que quiso y recordó a su ciudad de nacimiento cuando se encontraba a las puertas de la muerte".
Con estas palabras, el regidor tuvo la intención de calentar un debate, con miras al próximo año 2010, en el que Sevilla asumirá la presidencia de la Red de Ciudades Machadianas (a la que pertenece junto a Soria, Baeza, Segovia y Collioure).
Desde entonces, se han expresado opiniones en todos los sentidos -los familiares de Machado dijeron que verían con buenos ojos el regreso de sus restos a España, mientras que estudiosos como el hispanista Ian Gibson se mostraban contrarios a esta posibilidad-. El ex vicepresidente del Gobierno y gran conocedor de la obra machadiana, Alfonso Guerra, dejó ayer clara su posición en una conversación con El Correo.
"Los sectores conservadores, apoyados por el diario ABC, ya intentaron en el año 75 que se trajeran a Sevilla los restos del poeta. Entonces, el que detentaba la categoría de albacea de la decisión sobre la tumba era Marcel Bataillon, porque el hermano de Machado así lo había querido antes de morir. Yo tuve muchas conversaciones con Bataillon y conservo muchas cartas en las que él se manifestaba rotundamente en contra".
Además, Guerra argumentó que "aquello es un símbolo" y que su traslado sería "borrar la huella del exilio, de cómo se comportaron con Machado en su país". "En Colliure hubo una colecta popular para comprar la tumba de Machado y de su madre", recordó antes de sentenciar que "borrar todo eso me parece espantoso". "Aquello es un lugar de peregrinación laica y debería seguir estando donde está".
Guerra, que conoció la obra de Machado en su adolescencia, cuando cursaba cuarto de Bachillerato, es un apasionado del legado del poeta sevillano. Su poema favorito, "siendo muy difícil escoger un poema, es el que dedica a José María Palacios, en forma de carta, diciéndole cómo está la primavera en Soria y pidiéndole que suba a la tumba de su mujer Leonor". "Quizá sea uno de los poemas más bellos en castellano de todo el siglo XX".
En sus palabras de clausura, reivindicó a Machado en sus dos facetas, destacando la ejemplaridad moral que le convirtió en un símbolo de la defensa de las libertades, y la de su obra, ambas unidas por su "caleidoscópica visión" de la realidad.