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Alfredo Sáenz se va del Santander con una pensión de 88 millones

El consejero delegado del mayor banco español dimite y será sustituido en el cargo por Javier Marín. El supervisor, que tenía que decidir en breve sobre su futuro, juzga “positiva” su renuncia.

el 29 abr 2013 / 12:08 h.

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Emilio Botín y Alfredo Sáenz, en la presentación de los resultados del banco en enero pasado. Emilio Botín y Alfredo Sáenz, en la presentación de los resultados del banco en enero pasado. Alfredo Saénz dejó ayer de ser vicepresidente segundo y consejero delegado (cargos que ocupaba desde el 2002) del Santander, grupo al que se incorporó en 1994. Se adelantó así al Banco de España, que tenía que decidir antes del verano sobre su continuidad en el cargo. El supervisor, en un gesto poco habitual, calificó su decisión de “positiva” porque “contribuirá a fortalecer la solidez del sistema financiero español”. La entidad explicó en un comunicado que su hasta ahora número dos anunció por la mañana su “renuncia voluntaria” al consejo de administración y que será sustituido por Javier Marín, director general de seguros, gestión de activos y banca privada. Alfredo Saénz, que muchos de los últimos años ha sido el banquero e incluso el ejecutivo mejor pagado de España (8,23 millones de euros el año pasado, el 29% menos), percibirá una pensión de 88,17 millones, cuenta con un seguro de 11,11 millones en caso de invalidez o fallecimiento, y tenía 2,64 millones de acciones del banco a finales del 2012, con un valor de unos 14,6 millones. Sáenz atravesaba una situación delicada. La Audiencia Provincial de Barcelona le condenó a seis meses en el 2009 por un delito de acusación falsa cometido en 1993, cuando presidía Banesto tras su intervención por petición del Banco de España. El Tribunal Supremo mantuvo la condena en marzo del 2011, pero le rebajó la pena a tres meses de arresto. El problema es que con la ley vigente entonces un banquero no podía tener antecedentes penales.   INDULTO FALLIDO   El Gobierno de Zapatero le indultó a finales del 2011, cuando ya estaba en funciones. Pero el pasado febrero, el Supremo anuló la parte de dicho indulto que hacía desaparecer sus antecedentes. El Banco de España abrió entonces un expediente para decidir su futuro. Y entre medias el actual Ejecutivo incorporó a la normativa unas directrices europeas que permiten a un banquero condenado seguir en el cargo si el supervisor financiero así lo estima adecuado tras estudiar algunos aspectos, como el carácter del delito o la severidad de la pena impuesta. Pese a lo que pudiera parecer, el Gobierno se encargó de subrayar que no había aprobado el cambio legal para favorecer a Sáenz. De hecho, el Ministerio de Economía dio a entender que se inclinaba por su salida. “Nadie va a poder decir que el Banco de España y el Gobierno actuaron a favor o en contra de nadie; se va a demostrar”, aseguraban hace unos días fuentes de alto nivel del departamento de Luis de Guindos. La reacción del Banco de España de ayer apuntaba en la misma dirección. Los mensajes oficiales, en cualquier caso, fueron amables. Guindos expresó su “máximo respeto” a la decisión y alabó su “papel muy relevante” en la historia de la banca española de las últimas décadas. El supervisor también manifestó su “más alta estima” por sus “cualidades personales y profesionales”.   HONORABILIDAD INTACTA   En el Santander explicaban ayer que Sáenz no se ha aferrado al cargo: en marzo del 2011, cuando fue condenado por el Supremo, ya se mostró dispuesto a irse pero el presidente, Emilio Botín, lo rechazó. El grupo, añaden, quería darle una salida digna al ejecutivo y ha estimado que la nueva normativa aprobada por el Gobierno le permite irse con su honorabilidad intacta. “Aunque las normas sean interpretables, era prácticamente imposible para el Banco de España con la nueva en la mano concluir que Sáenz no era honorable y debía, por tanto, dejar el cargo”, argumentaron. El ejecutivo, concluyeron, no se ha ido por indicación de las autoridades, sino para evitar una situación incómoda al grupo y porque llevaba tiempo queriendo retirarse. El Santander también subrayó que la elección de Marín --hombre de la “máxima confianza” de Botín-- supone un nuevo paso en el relevo generacional de la alta dirección en que está inmerso el grupo desde hace algunos años. La elección sorprendió porque se había especulado con nombres como el del vicepresidente Matías Rodríguez Inciarte, pero la entidad ha optado por un ejecutivo joven y de futuro en lugar de uno más veterano y de transición

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