En el corazón del centro de Sevilla se inauguró hace muy poquito tiempo La Clueca (Calle Orfila, 5), un local agradable, con un aire de franquicia de comida rápida pero con unas notables diferencias que lo hacen bastante más agradable que otros inventos hosteleros que triunfan por ahí, porque ese aire de tienda de granja modernita que tiene, con unos cuidados diseños y, aunque se pide y se paga en la barra, te acercan luego la comida a tu mesa, lo hacen tener una diferencia con otros negocios del sector. Pero es que además aquí se despacha una magnífica Cruzcampo, de esas no ya frías, que mínimo, sino con una sensación de ligereza y acidez justa que te invitan a repetir, además por 1,50 euros te puedes tomar una magnífica jarra. Pero, sinceramente, hay negocios que nos gustan por el alma que destilan, por la historia que sus creadores tienen detrás que, en, este caso, merece contarse. José Antonio marchó a solventar la crisis nada menos que a Bulgaria, allí, mientras llevaba una empresa relacionada con la construcción, observó que no existía ningún restaurante español. Allá que fueron a visitarle Javier y José Manuel, que habían regentado el famoso bar La Parada del Conde, se pusieron a buscar local y, como hacían los indígenas del lugar, comían frecuentemente en puestos de kebab y hamburguesas, ¡eureka! Se iluminó la bombilla y decidieron vender tortilla española, pero en España, así nació La Clueca y de la inventiva y ganas de emprender de estos tres socios, fueron creándose materiales de cocina específicos, útiles que incluso han patentado, sistemas de producción, etc.
Como reza su lema, se sirven tortillas recién hechas, pero, en la práctica carta/comanda que usan los clientes, también se ofrecen sopas de temporada, o sea, de puchero (3,50 euros) caliente o unos frescos salmorejo (3,50 euros) y gazpacho (2,50 euros), generosamente servidas, con sus guarniciones aparte. Ensaladas que el cliente diseña a su gusto y tapas de carne como serranitos de pollo o lomo, mantecaíto y carrillá ibérica, a 3 euros cada una.
Hay una lista de más de treinta tortillas y la verdad es que merece la pena observar como se maneja la cocinera en un espacio que está a la vista del público, impoluto y ordenado, con todos los ingredientes y utensilios perfectamente organizados.
Las tortillas se cocinan a la plancha y, como hemos comentado, son de diversos tipos y, claro, precios, estructuradas en diversos grupos. Están las de toda la vida, como la de patatas, a las que se pueden añadir cebolla o pimientos, ambos, o ajo y perejil, estas más simples cuestan 3 euros. El tamaño es para compartir o para uno que tenga mucha hambre, porque además se sirven sobre un pan tostado, aunque si quiere apreciar bien el sabor de cada tortilla y probar varias, aconsejo que se coma sola y el pan se use de acompañamiento, no en plan base de pizza.
Luego están las suavecitas, de las que probamos una ligera y saludable de calabacines, también las hay de champiñón, espinacas esparragadas y otras, con o sin patatas, estas valen todas 3,50 euros y se pueden pedir solo con claras de huevo. Las intensas llevan ingredientes más potentes, también a 3,50 euros, como chorizo, jamón, atún y las combinaciones que queramos.
El resto en imaginación lo echan en las tortillas para sibaritas, a 4,50 euros, solo le vamos a nombrar una de intenso sabor que probamos, de patata con queso de cabra y nueces, cubierta de cebolla caramelizada, una experiencia. Les invitamos a descubrir más. Por fin, terminamos con la tortilla gourmet de patatas con virutas de foie y cubierta de cebolla caramelizada (6,50 euros).
De postre, más tortillas, pero dulces, de arroz con leche, crema catalana, pastelera y de chocolate casero, todas a 3,50 euros.
Además se las pueden envasar y llevárselas a casa.
