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Almodóvar se sube al avión y lo estrella en nuestras conciencias

el 09 mar 2013 / 20:02 h.

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España. 2013. 90 min. Dirección: Pedro Almodóvar Intérpretes: Antonio de la Torre, Cecilia Roth, Lola Dueñas, Paz Vega, Penélope Cruz, Hugo Silva, Miguel Ángel Silvestre, Javier Cámara. Comedia

Los medios de comunicación de masas están perdiendo su papel de informar en favor de la más chapucera manipulación. Leemos en prensa escrita o digital, al igual que escuchamos en radio o vemos en televisión qu e la obligación de la crisis es arrastrar a personas de clase media y de clase humilde al sufrimiento extremo y a la humillación más denigrante. La pérdida de derechos conquistados a lo largo de siglos de trabajo y de lucha se evapora porque alguien tiene que hacer lo que tiene que hacer. Porque da igual que recorten en sanidad y educación, porque da igual que miles de empresas cierren y millones de personas pierdan su empleo, porque da igual que cada día seamos más pobres, porque da igual que los partidos políticos estén podridos de tanto corrupto como hay en sus filas, porque da igual que bancos y grandes empresas sigan robando y sigan obteniendo importantes beneficios, porque ya todo da igual.

Estamos viviendo en un estado de sueño profundo. Y en este sueño, una parte hablamos en voz alta pero muy pocos nos levantamos de la cama. Encima, los medios hacen natural lo que no debería de serlo. Y en estas estamos cuando Pedro Almodóvar, después de muchos años rodando dramas que le han aportado un amplio reconocimiento internacional, se vuelve a poner de nuevo tras la cámara para realizar una comedia. Una comedia donde un avión y su pasaje van a ser los protagonistas.

De nombre Península, el argumento de Los amantes pasajeros es la fiel metáfora de lo que le ha ocurrido a la historia más reciente de este país. Al igual que este imponente avión, este país, tras la dictadura, levantó pronto el vuelo, habilitó con mucho esfuerzo un espacio acogedor y se organizó alrededor de un conjunto de normas, la Constitución. Este país trabajó para que todo estuviera perfectamente organizado. También se encargó de dormir conciencias. Todo por el bien de la convivencia y la prosperidad. También quedó muy claro que nos distribuiríamos como si viajásemos en un avión, por una parte el grupo perteneciente a la clase business, pocos y selectos, y por otro, el mayoritario de la clase turista. Eso sí, ambas acompañadas siempre por una heterodoxa tripulación.

Sabedora de vivir en eternos privilegios y en la cabeza del avión, la clase business disfruta de los placeres terrenales tanto como del poder, mientras la clase turista permanece en la parte de atrás dormida y ajena a la realidad. Una clase turista que se la ignora a pesar de ser la mayoritaria, una clase turista que se la usa exclusivamente para el capricho personal de la business. Quizá con esta película Almodóvar nos esté dando las claves para despertar o quizá sólo pretenda divertirnos.

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