Almuzara acaba de lanzar al mercado editorial una biografía del cantaor sevillano Manolo Caracol que, firmada por la profesora gaditana Caty León Benítez, reccorre la vida del genio, aunque presenta algunas lagunas.
El próximo año se va a conmemorar el centenario del nacimiento del genial cantaor sevillano, de La Alameda, Manuel Ortega Juárez, Manolo Caracol. Con este motivo, algunas editoriales ya han encargado biografías del genio del cante gitano. Cuesta creer que a estas alturas aún no haya en el mercado editorial nacional una buena biografía de este artista, de uno de los más grandes de la historia del cante.
La editorial andaluza Almuzara acaba de lanzar una biografía firmada por la profesora gaditana Catalina León Benítez, una de esas biografías de urgencia, sin una buena base de investigación, sin apenas fotografías y, lo que es un gran error, sin el debido análisis a la obra musical del sevillano, que es una obra fundamental para entender el cante de la actualidad.
Almuzara, pues, desaprovecha una gran oportunidad para dar en la diana con un cantaor que tuvo una de las carreras artísticas más interesantes del siglo XX. Si nadie se decidió nunca a hacer su biografía, es precisamente porque no era fácil. Si se quería hacer una obra literaria por derecho, claro está.
Porque la que acaba de lanzar la editorial de Pimentel es sólo una obra de síntesis, que se ha creado con material ya publicado.
Tienen su mérito, sin duda, este tipo de trabajos, pero Caracol merecía un investigación más a fondo.
Y, desde luego, un profundo análisis de su rica y extensa discografía.
La biografía de un músico tiene que llevar el análisis de su obra musical. Y Catalina León no lo ha hecho, seguramente porque no está capacitada para desmenuzar una obra musical como la del cantaor de la calle Lumbreras. También es verdad que no hay muchos especialistas en el cante de Manolo Caracol, quizá porque el personaje ha interesado más que su cante. Es un error, porque el cante actual no puede entenderse sin las aportaciones de este artista; es una referencia para la mayoría de los intérpretes del último medio siglo, desde La Paquera de Jerez hasta Miguel Poveda o Arcángel, pasando por Pansequito, El Pele y Enrique Morente, entre otros muchos.
Caracol era algo más que un cantaor de zambras. Más claro todavía: las zambras fueron poco más que una anécdota en la obra flamenca de Manolo Ortega. Grabó más solares y seguiriyas que la mayoría de los cantaores de su tiempo -por detrás de Mairena, Marchena y la Niña de los Peines-, con una calidad musical, además, digna de ser resaltada. Sin entrar en su enorme versión de las malagueñas de El Mellizo y, sobre todo, su aportación en fandangos, entre otras destacadas aportaciones.
La próxima biografía de Caracol en salir al mercado será la del escritor madrileño José Blas Vega. Nos consta de que va a ser una obra contundente, definitiva, con un material gráfico en su mayoría inédito y un análisis de la obra del cantaor que nos va a descubrir, sin duda, al verdadero Caracol. No obstante lo dicho, es justo destacar el acierto de Almuzara en crear su excelente colección.
