La parrilla de la Fórmula Uno podría cambiar radicalmente la próxima temporada, ya que las principales escuderías del circuito, con Ferrari y Renault a la cabeza, están sopesando la posibilidad de crear un torneo paralelo bajo el control de la FOTA. Alonso dio el OK.
La FOTA -la organización de equipos de Fórmula Uno- está echándole un pulso a la FIA -Federación Internacional de Automovilismo- que parece no tener fin. Las principales escuderías de la Fórmula Uno, guiadas por Ferrari y Renault, ya le han dicho a Max Mosley, presidente de la FIA, que no aceptan sus nuevas condiciones e, incluso, tienen apalabrado un plan B, consistente en dar vida a una competición paralela.
Hasta el momento, Ferrari, Renault, Red Bull, BMW y Toyota han dejado claro que no formalizarán su inscripción para el Mundial de 2010, al que sólo se han adherido sin condiciones Williams y Force India. Y McLaren sigue dudando y deshojando la margarita.
Ayer, un día después de que se produjese otro cónclave entre las escuderías de Renault y Ferrari, el piloto español Fernando Alonso mostró su rechazo a las nuevas propuestas de Mosley, cuya teoría más polémica ha sido la de instalar un tope presupuestario en 45 millones de euros a cambio de ventajas reglamentarias -KERS más potente, alerones traseros móviles o la opción de evolucionar los motores en plena competición-. El asturiano fue tajante y claro en sus declaraciones.
"Yo prefiero cualquier otra categoría a la nueva Fórmula Uno. Categorías como la GP2 o la F3 no resultan interesantes para ningún piloto, para ningún patrocinador y para ningún circuito, ni para la televisión. La nueva F1 es una categoría sin sentido. Habrá que ver las opciones que hay", sentenció el piloto español. Parece que la guerra está servida. Los equipos, con Ferrari y Renault como principales referentes, se niegan a rebajar sus presupuestos de forma tan brusca. Proponen hacerlo en tres años.
Stefano Domenicali, director deportivo de Ferrari, ya le dijo a Mosley ayer en una nueva misiva que se opone frontalmente a bajar el montante económico destinado al próximo ejercicio de 500 millones de euros, la cifra actual, a sólo 45. "Esto que quieren hacer es de locos, de neófitos en el mundo del motor", lamentó Domenicali tras su reunión con Flavio Briatore, su homólogo de Renault.
"Ya me veo corriendo en Jerez y Suráfrica", vociferaba un miembro de la escudería de Renault en el motorhome durante la reunión con Ferrari. Ambos equipos lanzaron a la FIA, y con el apoyo de las demás escuderías que se niegan al cambio, un nuevo aviso. "Podría ser posible un pacto de la concordia si la FIA recapacita y se da por fin cuenta de que lo que quiere hacer se debe acometer de forma progresiva, y no en una sola temporada", insistía Dominecali.
Max Mosley sabe que tiene en su mano el futuro de la Fórmula Uno, pero no piensa dar un paso hacia la paz. Sabe que con las diez escuderías novatas que han tramitado su inscripción en la edición de 2010 y alguna de las que dudan y otras que se borrarán del cartel podría salvar el cuello, y así salir del paso y dar una lección a Ferrari. Ya lo ha dicho en una carta oficial enviada a los equipos. "Las normas las dicto yo", venía a decir en su escrito alguien que se ha empeñado en hacer volar por los aires la Fórmula Uno.
Alonso lo tiene claro. El asturiano apoya una competición paralela si Mosley no se baja del burro y sigue con su plan. "Si los constructores no se pueden inscribir en la Fórmula Uno, organizar un torneo paralelo sería lo más interesante, ya que allí estaría toda la tecnología, los coches más rápidos del mundo y, al final, los pilotos querremos estar ahí", añadió.
"Los equipos han hecho todo lo que estaba en su mano. Se han inscrito en la competición del año que viene, pero no puede ser que se pase de un presupuesto de 500 a 45 millones en un año. Pero sí se puede hacer en tres años, que es lo que proponen los equipos. Y esta es la propuesta más lógica. Las escuderías han hecho todo lo que han podido, y ya es difícil que puedan hacer más. La pelota está ahora en el tejado de la FIA", dijo.
