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Alonso espera que la lluvia le lleve al tercer triunfo seguido en Mónaco

La predicción de lluvia, que tienen todos los equipos para la carrera del Gran Premio de Mónaco, puede alterar todos los pronósticos y deparar un vencedor inesperado, como Fernando Alonso (Renault).

el 15 sep 2009 / 05:19 h.

La predicción de lluvia, que tienen todos los equipos para la carrera del Gran Premio de Mónaco, puede alterar todos los pronósticos y deparar un vencedor inesperado, como Fernando Alonso (Renault), como ya ha ocurrido en ocasiones anteriores que la prueba se ha disputado con la pista mojada.

La unanimidad de los pronósticos de lluvia cambiará la forma de afrontar la sesión de clasificación de hoy, en la que también puede llover, y sobre todo la táctica para la carrera, que podía ser a una sola parada para de esa forma poder parar en cualquier momento, una vez que se tenga la seguridad de llegar a meta y ponerse al abrigo de una posible intervención del coche de seguridad.

Si lloviera ya desde hoy por la mañana, algo que puede ocurrir, eso facilitaría mucho las cosas a los equipos, que dispondrían de una hora para adaptar los coches a la condición de la pista, que exige, entre otras cosas, una mayor altura al suelo, luego, el resto ya sería cosa del buen hacer de los pilotos.

Aunque Fernando Alonso manifestó el pasado miércoles que prefería que la carrera se corriera con la pista seca, con la lluvia dispondría de un factor que podría ser determinante para conseguir su primera, y quizás la última, victoria de la temporada y agrandar su leyenda con tres triunfos consecutivos en Montecarlo, algo que solamente han conseguido el brasileño Ayrton Senna (1989 a 1993), cinco seguidos; el francés Alain Prost (1984 a 1986) y el británico Graham Hill (1963 a 1965). El año pasado llovió el sábado pero cuando daba comienzo la sesión de clasificación la pista ya se había secado.

La lluvia en la carrera y la sorpresa han ido siempre íntimamente ligadas en el Gran Premio de Mónaco. El último que se disputó con lluvia fue el 11 de mayo de 1997, en el que el alemán Michael Schumacher dio todo un recital de conducción y terminó con una sequía de triunfos en el Principado de Ferrari que duraba 16 años, desde la legendaria del piloto canadiense Gilles Villeneuve.

Aquel año se asistió también a una de las escenas más esperpénticas que se han presenciado en la historia de la Fórmula Uno. La escudería Williams, que este fin de semana celebra su participación en 600 Grandes Premios, se equivocó con los neumáticos al pronosticar que cesaría de llover a la hora de darse la salida.

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