Esta vez no faltó Cayetano a la trascendental cita de Ronda y por fin pudo estrenar el famoso traje diseñado por Giorgio Armani y cosido por Santos que el pasado año quedó colgado en los armarios del segundo de los Rivera Ordóñez.
Ellos son los que le dan el principal argumento a esta cita taurina forjada por su abuelo Antonio y que sigue concitando a los ordoñistas de toda la geografía del toreo y a ese reciente universo humano que no se pierde una. Pero más allá de ese mundo de supuesto glamour, era una cita de la familia Ordóñez.
Pepe y Alfonso, sus hijos y sus nietos, no faltaron a la misma, que ya se ha convertido en un capítulo más de un mundo, el del colorín, que no logró eclipsar el verdadero protagonismo de los hombres de luces. Por si acaso, en el tendido estaban los diseñadores Victorio y Lucchino, el empresario Fernando Puche o el político popular Juan Antonio Gómez Angulo, fiel seguidor de los toreros de la casa.
Pero tampoco faltaron los matadores de toros Raúl Gracia El Tato, Pepín Liria o Curro Vázquez, apoderado y tío político de Cayetano, ni por supuesto la duquesa de Alba. En correspondencia con los caballeros maestrantes de Ronda, también ocupó su sitio Alfonso Guajardo-Fajardo, teniente de hermano mayor de la Maestranza sevillana, acompañado del marqués de Salvatierra, teniente de la corporación rondeña.
También estuvieron, un año más, el empresario Alfonso Gallardo -presidente del Grupo Gallardo- o políticos como Magdalena Álvárez, Luciano Alonso, Clara Aguilera y José Bernat Soria. Con la caída de la tarde, más allá de la serranía de Ronda, la ciudad era una fiesta. Había que festejar el triunfo de los diestros y hacer homenaje, un año más, a una dinastía de hombres de luces. Ya queda menos para la LIV Goyesca.
