Un ejemplo de altruismo entre países con Sevilla como escenario, y la oficina de turismo como punto de encuentro. Ocurrió el miércoles, cuando una pareja de italianos formada por Pier Luigi Bozzi y Grazia Salvadori, que pasaba unos días de asueto en Sevilla, se encontró en el suelo una cartera con 915 euros. Aunque contenía documentación que acreditaba que su propietario era Ingolf Lange, un ciudadano de nacionalidad alemana, "no había ningún teléfono de contacto para poder localizarlo", según explicó a este periódico Salvadori, por lo que la pareja decidió buscar un sitio adecuado para entregar la cartera con semejante cantidad de dinero.
Y quizá porque es un lugar recurrente para los turistas, el matrimonio italiano optó por devolverla ni más ni menos que en la oficina de información turística ubicada en el edificio Laredo, junto a la Plaza Nueva.
La pareja se había encontrado la cartera en el suelo mientras paseaba por el puente de Triana. Al parecer, se le había caído a este ciudadano alemán, de 66 años y que también se encontraba pasando sus vacaciones en Sevilla, alojado en un apartamento del barrio de Triana. Había alquilado una bicicleta con la que recorrer la ciudad, y al parecer perdió la cartera en una de sus rutas.
Cuando los italianos dejaron el monedero en la oficina de turismo, el personal envió un correo a todos los hoteles de la capital preguntando por el propietario. Se dio la curiosa coincidencia de que en uno de ellos, el Amadeus de Santa Catalina, estaba alojado un turista con el mismo nombre, pero no era el que había perdido el dinero, y así lo comunicó cuando pretendieron devolvérselo.
La oficina de turismo lo intentó entonces con otro envío masivo de correos electrónicos, esta vez a la red de apartamentos turísticos repartidos por la ciudad, según explicaron ayer fuentes municipales. En esta ocasión el trámite sí dio fruto y se pudo localizar al hombre, que se estaba alojando en un apartamento de Triana. Al recoger su cartera con el dinero, el turista alemán se mostró muy agradecido, tanto a la oficina de turismo por haber realizado la gestión como, sobre todo, a la pareja de italianos por haber entregado su cartera.
Se da la coincidencia de que los tres turistas abandonaron la ciudad ayer mismo, tras haber finalizado sus vacaciones y sin haber llegado a conocerse, aunque sí dejaron sus datos en la oficina de turismo por si querían ponerse en contacto.
"Una ciudad bellísima"
La pareja de italianos llegó ayer a Florencia, donde reside, después de haber pasado ocho días de vacaciones en Sevilla, a la que describieron como "una ciudad bellísima". No escatimaron alabanzas después de haber disfrutado de una larga estancia en la ciudad: "Han sido unas vacaciones fantásticas", dijo Grazia Salvadori. El matrimonio no dudó en perder un buen rato de su último día de turismo para hacer entrega de la cartera, y se mostraron además agradecidos por el buen trato que recibieron en la oficina del Laredo, donde no pararon hasta que pudieron localizar al turista alemán y entregarle el dinero, como era deseo de la pareja italiana.
No es la primera vez que se producen estas muestras de solidaridad entre distintas nacionalidades con monumentos sevillanos como telón de fondo: en mayo, unos turistas argentinos recuperan una cartera con 3.281 euros que habían perdido en el Alcázar gracias a la generosidad de otro visitante, que la encontró y se la entregó a los vigilantes del conjunto palaciego, quienes a su vez la guardaron en la caja fuerte del palacio.
Horas más tarde, los turistas argentinos regresaron al Alcázar para ver si alguien había localizado la cartera, y recibieron la buena noticia de que el personal del Alcázar se la devolvió.
Ese mismo mes, Joaquín Peña, un trabajador de Lebrija que subsiste con un sueldo de 233 euros mensuales, también devolvió un cheque por valor de casi 3.000 euros. Lo encontró tirado en el suelo al lado de su moto, en el aparcamiento de Eduardo Dato en el que trabaja. No dudó en llevárselo a la Policía Local, que localizó al propietario y le hizo entrega del documento. En esta ocasión, sin embargo, el afortunado no se molestó en dirigirse a su benefactor para agradecerle tan desinteresado gesto.