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Álvarez deja su marcha en manos del partido

De momento, no rodarán cabezas en CA. Julián Álvarez se aferra al cargo hasta que su partido diga lo contrario, pese a haber dejado al andalucismo sin representación parlamentaria. Nula autocrítica un día después del golpe en las urnas. Lo que sí hubo es un mensaje tranquilizador: la unidad de la coalición.

el 15 sep 2009 / 01:31 h.

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De momento, no rodarán cabezas en CA. Julián Álvarez se aferra al cargo hasta que su partido diga lo contrario, pese a haber dejado al andalucismo sin representación parlamentaria. Nula autocrítica un día después del golpe en las urnas. Lo que sí hubo es un mensaje tranquilizador: la unidad de la coalición está asegurada.

El estrepitoso derrumbe andalucista no ha sido suficiente para que Julián Álvarez asuma en público responsabilidades. El candidato que peores resultados ha cosechado en la historia del partido -por primera vez se quedará fuera del Parlamento- seguirá al frente de la formación hasta que la militancia decida lo contrario. Su papel ahora será el de acelerar los procesos de unión con el PSA y el resto de fuerzas para resucitar un andalucismo que estará los próximos cuatro años en el desierto político.

La resaca del hundimiento en las urnas dejó muy poca autocrítica en CA, que achaca la caída de votos en picado a la "coyuntura política". Errores, "claro que hay", admitió Álvarez, pero se analizarán en los próximos cónclaves internos. La primera y única decisión del líder después de la debacle será proponer al comité nacional andalucista la celebración urgente de un congreso extraordinario, previsiblemente en mayo, donde "no se analizarán los resultados electorales", sino que se habilitará a la actual dirección para apresurar la unión de fuerzas. Ahora, además, toca abrir un tiempo de reflexión en las siglas que integran la coalición y una ronda de consultas, que se iniciará tras la Semana Santa.

La estrategia es adelantar los encuentros de cada formación para poder materializar la refundación del andalucismo en un congreso que se pretende celebrar en septiembre. En este camino de "baches" -como definió ayer el vicesecretario del PSA, Juan Román, que compareció junto a Álvarez y Antonia Agudo- "todo puede ponerse en cuestión, salvo la unidad irreversible", reza el comunicado entregado ayer a los medios. Todo. También el liderazgo de Julián Álvarez, que se marchará si así lo reclaman sus compañeros. "Si soy un obstáculo daré un paso atrás", aseguró.

En una posible pugna por el bastón de mando podría reaparecer Pacheco, que esta campaña no ha querido fotografiarse con Álvarez y ha evitado impregnarse así del fracaso del domingo. El número dos del PSA, que evitó cerrar filas en torno a la figura de Álvarez, explicó que la clave del futuro será "no cometer los errores del pasado", marcado por uniones y desuniones. Román quitó hierro a los pésimos resultados de los comicios porque, a su juicio, el 9-M era "circunstancial".

Falta de habilidad. Las causas del desplome andalucista vienen de lejos y son endógenas. El PA vivió su momento de mayor implantación en su historia reciente durante los ocho años de gobierno con el PSOE. Su presencia en la Junta, en Turismo, le sirvió de escaparate y le otorgó peso político. En 2004, el PA celebró un congreso nacional. En él, Álvarez se midió a Antonio Ortega -ex consejero de Chaves- y le ganó por la mínima. A partir de entonces, hubo una estampida de dirigentes afines a Ortega.

En estos cuatro años, Álvarez ha sido incapaz de lograr la unión del andalucismo que ahora persigue. Consiguió in extremis, a sólo unos meses de las autonómicas, la reconciliación con el PSA bajo una nueva marca, a la que se adhirieron otras formaciones. El experimento fue una inmadura CA, desconocida por muchos votantes. Y el resultado ha sido atroz: los andalucistas, cuyo bastión más importante es Utrera, se quedan fuera de las Cinco Llagas y del Congreso.

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