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Alzar el Carranza, preludio de un ejercicio de éxitos

El Ramón de Carranza es el clásico de los clásicos veraniegos y una cita talismán para el Sevilla. El conjunto de Nervión consiguió su propósito en Liga en los ejercicios en los que alzó el torneo gaditano, menos en 1958, cuando sólo fue décimo. En 1957 fue segundo y en la anterior campaña se clasificó para la Liga de Campeones tras ser tercero.

el 16 sep 2009 / 07:18 h.

El Ramón de Carranza es el clásico de los clásicos veraniegos y una cita talismán para el Sevilla. El conjunto de Nervión consiguió su propósito en Liga en los ejercicios en los que alzó el torneo gaditano, menos en 1958, cuando sólo fue décimo. En 1957 fue segundo y en la anterior campaña se clasificó para la Liga de Campeones tras ser tercero.

Un solitario gol de Escudé en la final ante el Deportivo de Lotina fue suficiente para que el Sevilla alzara el sexto Carranza de su historia. El clásico gaditano es sinónimo de éxitos para el cuadro de Nervión, que siempre que obtuvo el torneo, a excepción de la campaña 57-58, firmó una Liga inmaculada. El primer cetro aterrizó en la capital andaluza en 1955. La víctima en la primera edición fue el extinguido Athletic de Portugal.

En aquel ejercicio fue el 50 aniversario de la fundación del club y el conjunto blanquirrojo finalizó la Liga en la cuarta plaza. Los Liz, Arza, Pepillo, Loren, Pahuet y Domenech anotaron 75 goles en la competición doméstica, cedieron sólo tres puntos en el Pizjuán y fueron cuartos. Calcaron el éxito los andaluces cuando alzaron su segundo Carranza, en la 56-57. En aquel año, el fallecimiento de Ramón Sánchez Pizjuán fue un acicate más para una plantilla que concluyó la campaña en la segunda plaza y se clasificó para disputar la Copa de Europa.

Con todo, y pese a ser el campeón más laureado del clásico gaditano, el Sevilla no pudo repetir el éxito en 1957, cuando los sevillanos fueron décimos, la peor clasificación de aquella década y que supuso el inicio de una etapa de declive.

El Sevilla resucitó en Cádiz en 2004, año en el que se proclamó campeón tras doblegar al Valencia en la final. Lazio y Cádiz completaron el cartel de un evento que fue fetiche para los discípulos de Joaquín Caparrós, que finalizaron el torneo nacional en la sexta plaza y repitieron el éxito de clasificarse para disputar la UEFA, el torneo que más satisfacciones ha reportado al club de José María del Nido.

Y fue en la anterior campaña cuando el escuadrón hispalense se alzó con su quinto Carranza. Su víctima en la final fue el Cádiz del ex del Pontevedra Javi Gracia. Fiel a la tradición, el bloque que dirige Manolo Jiménez logró la tercera plaza y se clasificó para la fase de grupos de la Champions League.

Ahora, y después de la imagen ofrecida ante Valencia y Deportivo, el reto será prolongar el idilio con un torneo en el que el Sevilla ofreció las credenciales de la próxima campaña. Con Europa en el horizonte, el Carranza ya reposa en las vitrinas del Pizjuán.

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