-Ante todo hay que felicitarle por su premio Max al Mejor actor de reparto con la obra 'Urtain'. ¿Cómo ha sido la sorpresa de llevarse este galardón a casa? -Bueno, más que una sorpresa por llevarme el premio ha sido el hecho de estar nominado. Sabía que la obra era muy buena y tendría muchos premios, pero llevarme yo uno a casa ha sido como culminar el trabajo.
-Tampoco le cogería muy de sorpresa porque filtraron la información unas horas antes... -Me enteré en la puerta pero no le di mucho crédito. Algo así quería vivirlo como una sorpresa en sí, porque el teatro es eso, sorpresa.
-En total se han hecho con nueve de doce galardones, ¿por qué este éxito de 'Urtain'?
-Creo que esta obra desde el principio conectó especialmente con el público. Tiene un gran protagonista y un montaje muy dinámico. Es una buena recreación de la España de la dictadura, con Urtain como excusa y una tragedia de fondo. Nunca he estado en una función como ésta, en la que todo el público se pone en pie. El teatro se convierte en un verdadero ring, la gente asiste a una verdadera paliza.
-Dando un giro hacia la televisión, ¿cómo se siente encarnando a Leonardo Guerrero en Amar en tiempos revueltos?
-Muy bien porque es un personaje que permite ocultarme mucho y sacar una faceta de mí mismo que no es habitual. Aunque como la serie hay que rodarla a diario, tampoco tenemos tiempo para mucha cosa más.
-Pero usted llegó en la quinta temporada, ¿no le resultó difícil adaptarse a una serie que ya estaba consolidada?
-Me incorporé perfectamente. Uno de los secretos de Amar en tiempos revueltos es el elenco de actores. Pienso que ahí está parte del secreto de su éxito, porque para una serie así, los actores tienen que ser muy eficaces. Y lo son.
-Y con sus compañeros, ¿cómo ha sido la aceptación?
-Pues me siento muy bien con ellos. A algunos los conocía y a otros no, pero conmigo han sido y son muy amables todos.
-Leonardo Guerrero es un hombre serio y hasta maleducado en ocasiones, ¿puede ser éste el detonante de su nula relación con las mujeres?
-Es una de sus características, pero realmente es una persona extremadamente sensible. Con su coraza se distancia pero al mismo tiempo esconde mucha sensibilidad y miedo. Es un tipo que refleja un poco la represión y la oscuridad que había en aquella época. De vez en cuando tiene ramalazos de igualdad, libertad e incluso carga contra la Iglesia. Pero aunque es muy austero, su máscara es muy fina.
-Por su edad apenas le tocó vivir el franquismo, ¿cómo está viviendo esta recreación?
-Esa época la conozco por los testimonios de mi madre y de mis abuelos. Sé que fue una época muy dura y ya en los guiones vemos cosas que nos parecen inconcebibles. Parece que hemos olvidado todo por lo que se ha pasado. Quizás no tendríamos que tener la memoria tan frágil. Siempre hay que tener las cosas presentes, porque a la vuelta de la esquina no sabemos qué podemos encontrar.
-Y a escala personal, ¿quizás le sirva para saber dónde está?
-Lo cierto es que tengo una forma de vida muy sencilla, la cual intento inculcar a mis hijos. No me gusta derrochar y quiero que ellos aprendan esos valores. La verdad es que Amar en tiempos revueltos nos puede servir a todos de ejemplo.
-Tanto la serie como Urtain terminan en junio, ¿tiene algo nuevo a la vista?
-Pues ahora estoy escribiendo y quiero ampliar mi faceta como director. Tengo proyectos para verano como un corto que voy a dirigir, una obra de teatro en la que también soy director y una película en la que actúo.
