Cultura

Amenábar: "Ágora es un tributo a quienes no usan la espada, sino la cabeza"

El cineasta se enfrenta el viernes al estreno mundial de su nueva película, Ágora, un filme épico sobre la vida de la filósofa Hipatia, que vivió en la milenaria Alejandría. La cinta es fruto de su "amor por la astrología", dice.

el 04 oct 2009 / 20:22 h.

Amenábar espera ansioso el estreno de ‘Ágora’.

-Tras películas como Mar adentro o Los otros, ¿supone Ágora un cambio radical en la filmografía de Amenábar?

-Sí, pero todo este cambio nace de la astronomía. Cuando me empecé a interesar por esta ciencia decidí hacer una película sobre ella y, más en concreto, sobre algún astrónomo, como es el caso de Hipatia, una alejandrina del siglo IV después de Cristo.

-¿Le preocupa que la gente vaya al cine pensando en que va a ver una de romanos?

-A mí sobre todo me gusta sorprenderme como espectador, así que si la película ofrece al público algo inesperado no tiene por qué ser necesariamente negativo. Pero creo que la gente sabe que va a ver una película en la que se denuncia la intolerancia y se habla de la astronomía.

-¿Qué es Ágora?

-Es un filme difícil de clasificar y es la que menos se parece a mis cintas anteriores. A través de la historia de una mujer se dibuja la historia de una civilización, y también de un planeta.

-¿La astronomía tiene mucho peso en el filme?

-Sí, es un homenaje a los que han mirado el cielo, ese cielo que vemos y que no vemos, y que se han hecho preguntas y han encontrado respuestas. Ellos son los auténticos héroes de esta película, un tributo a los que no utilizan la espada sino la cabeza porque, en un contexto de armas, la heroína es la que no las utiliza.

-¿El tema religioso está también presente?

-Sí, la cinta devuelve a la vida una religión muerta, como es el paganismo, y que podría tener muchas conexiones con la situación actual, con una gran religión en crisis y los templos vacíos. En ese momento surge una religión que tenía más intereses, el cristianismo, y acabó dominando a todas. Hipatia se convierte en mártir no por sus ideas científicas, sino por las políticas, algo que podría conectarla directamente con Jesús.

-Describa a Hipatia.

-Tras tres años de investigación, es difícil saber quién fue. El proceso de búsqueda fue parecido al de Mar adentro en un intento de llegar a la esencia del personaje. Lo que sabemos es a través de las cartas de Sinesio de Cirene, en las que se aprecia que sus mejores amigos eran cristianos, que se empeñó en ocupar un puesto intelectual en la sociedad, que vestía como un filósofo, que se negó a ser bautizada y que murió virgen.

-¿Por qué la actriz británica Rachel Weisz es su Hipatia?

-Es una mujer bellísima y tiene el mismo rostro que aparece en sus retratos de Al Fayum. Rachel tiene el talento de las grandes y me apetecía explotarlo. Tiene pasión, carisma, limpieza y honestidad, y una carrera universitaria, lo que, aunque parezca una tontería, es un punto importante para entrar en la cabeza de Hipatia.

-¿Cómo se maneja un presupuesto de 50 millones?

-Asusta mucho al principio, porque, paradójicamente, parece poco, aunque suene grosero decirlo. Esta película estaba presupuestada en 70 millones, porque mi obsesión era mostrar la Alejandría de la época. Por eso he vuelto a mis inicios, con Tesis, cuando optimizaba al máximo el dinero y hacía que luciese al máximo sin perder un euro.

-¿Por qué se rodó en Malta?

-Allí se han hecho Gladiator y Troya, por lo que es un lugar idóneo. Es una isla totalmente fortificada, con clima mediterráneo y con una serie de construcciones del siglo XVIII que encajaban muy bien con la época.

-¿Y lo de ceder la banda sonora a otro por primera vez?

-Me gusta mucho crear mi propia música, pero aquí necesitaba a alguien que con su visión enriqueciera la película. Cuando decidí encargárselo a otro me costó mucho, me daba miedo, pero Darío Marianelli ha sabido contrastar lo que yo ya tenía claro en términos musicales.

-¿Por qué hay una diferencia de 15 minutos en el metraje estrenado en Cannes y en el que llega a las salas?

-El montaje nunca lo doy por cerrado hasta que no lo puedo tocar más. Llegué a Cannes con la película terminada, pero sin la sensación de haberla reposado lo suficiente, y por eso retiré esos minutos que se referían más al contexto histórico que a la propia historia de Hipatia.

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