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Amenazas en la Lengua

El respeto por la Real Academia de la Lengua Española (RALE) surge del merecido por la mayoría de los académicos. En cuanto alguien la roza con críticas, saltan escaldados quienes la alinean en posiciones conservadoras.

el 15 sep 2009 / 06:30 h.

El respeto por la Real Academia de la Lengua Española (RALE) surge del merecido por la mayoría de los académicos. En cuanto alguien la roza con críticas, saltan escaldados quienes la alinean en posiciones conservadoras. De entrada, la citan con las siglas RAE, que pueden aplicarse a otras academias reales y españolas. La legítima vanidad de los miembros de la de la Lengua, les impide utilizar su autoridad para advertir ese error que, por su continua utilización, adquiere más gravedad que el de provocar a la sociedad llamando "miembras" a las diputadas del Congreso. Puede que el silencio se deba a que las firmas del incorrecto RAE son masculinas y aparecen en medios prestigiados por la antigüedad. El tiempo y la memoria cuentan para algo más que para esa polémica de la que participa la RALE. Sirven para recordar que la institución nunca desagravió con la debida nobleza a quienes debieron ser sus miembros y no lo fueron por razones de exilio, deuda que corresponde más a quienes componían la institución en la Transición política. Una mayoría de académicos ocupaban sillones que correspondían a los ausentes y algunos pensarían que, sin el amparo del anterior régimen, podían volver para quitárselos, así que mejor ignorarlos. Sólo académicos de posterior elección como Muñoz Molina solventaron la papeleta en su discurso de ingreso, que partió de Machado para centrarse en Max Aub.

Son gestos que no eliminan ausencias contemporáneas como la de Caballero Bonald, que suma relevancia si se compara su obra con la de académicos del presente. Es seguro que realizaría aportaciones para evitar las seguidas agresiones del Diccionario con los andaluces. Basta consultar las definiciones en la cultura flamenca, siendo ésta la única de reconocida universalidad de España, aparte de la lengua. Por las adversidades que afectan a ésta en el territorio nacional, invadida y suplantada por la inglesa, provoca seria alarma que la preocupación de la RALE recaiga en la simbólica y necesaria reivindicación femenina que supone llamar "miembras" a las miembros de las Cortes. Un pormenor que no daña la inteligencia social como la sensación de que la RALE no está a la altura de graves amenazas como las de los correos electrónicos, los mensajes por teléfono o las retransmisiones de fútbol.

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