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Amor eterno al maratón de Sevilla

A las 9.00 de la mañana de hoy se pondrá en la línea de salida por vigesimocuarta vez, es decir, todas y cada una de las ediciones del Maratón Ciudad de Sevilla. Y lo que es más difícil, llegó en todas a meta. (Foto: Gregorio Barrera).

el 15 sep 2009 / 00:36 h.

A las 9.00 de la mañana de hoy se pondrá en la línea de salida por vigesimocuarta vez, es decir, todas y cada una de las ediciones del Maratón Ciudad de Sevilla. Y lo que es más difícil, llegó en todas a meta. Ha conocido uno a uno los 970.485 metros de vida de una prueba en la que se inscribió la primera vez sin saber dónde se metía y sin entrenar. Pero quedó enganchado.

El maratón es la carrera pedestre con mayores contrastes, con un denominador común y dos consecuencias opuestas: que todos los participantes sufren, en mayor o menor medida, es inapelable. Sufre el que llega a meta en dos horas y un puñado de minutos más, sufre el de tres horas, el de cuatro y el de cinco...pero de ese cansancio extremo resultan dos sentimientos. O bien se convierte en un veneno que te hace repetir o bien el divorcio es total y absoluto para siempre.

Antonio González tuvo un flechazo desde el primer momento y su primera cita no fue precisamente de las sencillas. "Escuché en la radio, en los 40 Principales, que iban a organizar un maratón en Sevilla y me apunté sin entrenar y sin nada. No tenía ni idea si iba a poder aguantar, me compré unas babuchas por 800 pesetas en los gitanos de Montequinto, pero llegué", cuenta este corredor popular de Salteras, trabajador de la Cruzcampo, que en ese 1985, con 29 años de edad, hizo un tiempo de 4 horas y 3 minutos.

"Terminé reventado, es que en el kilómetro 15 ya lo iba y las zapatillas las podía doblar y metérmelas en un bolsillo". Al año siguiente tampoco corrió con calzado específico, pero también la terminó. Ya tenía el gusanillo del running y empezó a entrenar y a tomárselo en serio. Rodaba casi todos los días sobre 15 kilómetros, y a participar en casi todas las carreras populares de la provincia para ir preparando el gran objetivo, el Maratón de Sevilla. En 1992, un año emblemático para la ciudad, consiguió su mejor marca rompiendo una de las barreras que todos los populares aspiran a romper, la de las tres horas, marcando 2 horas y 55 minutos. Después volvió a cruzar la línea en una segunda ocasión por debajo de los 180 minutos.

"El maratón me tiene atrapado. Cuando voy en el coche hacia Sevilla para correr se me saltan las lágrimas del miedo, pero luego la satisfacción es enorme. Yo digo que es como el parto de una mujer, que padece muchos dolores pero cuando llega el crío, la satisfacción te hace olvidar todo".

el más duro. De sus 23 experiencias, Antonio, que lleva casi 30 años en Cruzcampo, donde hasta hace bien poco trabajaba de carretillero en la fábrica, y ahora en la maltería, no tiene dudas de que la edición más dura y complicada fue "la del 2005, porque llovió muchísimo y además con mucho frío. En el tercero también llovió, pero no tanto. Recuerdo que pasando por los Remedios le gritaba a la gente. 'unos guantes que me muero', iba helado, pero también llegué".

Y se fueron acumulando los años y los años y el 29 de febrero de 2004 cumplió su vigésima participación. "La organización nos regaló a todos los que habíamos hecho todos los años una camiseta y nos dio un diploma. Seríamos algo más de diez corredores, pero desde entonces ya se han caído unos cuantos. Mi reto es correr el año que viene y hacer los 25 años". Además, ha corrido tres en Jerez y otro en Madrid, por lo que acumula 27 maratones en sus 52 años.

Se siente un privilegiado y reconoce que esa fidelidad le permite "ir con la cabeza bien alta, porque no sólo he corrido, sino que jamás he recortado un metro". Cuenta que este año no ha podido entrenar como otras veces, aunque ha participado en la Media de Los Palacios, en la de La Cartuja o en la prueba de 25 kms. entre La Luisiana y Écija. "Voy a asegurarla porque quiero cumplir el año que viene con las 25 y estar en el homenaje, así que no me planteo marca, sobre todo si llueve como parece", explicó Antonio González, quien, en cualquier caso, no pone fecha a su retirada. "Me van a prejubilar en Cruzcampo, así que tendré todo el tiempo del mundo para entrenar. El día que no pueda correr el maratón seguro que se me saltarán las lágrimas".

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