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Cultura

Ana María Matute gana el Nacional de las Letras

La escritora Ana María Matute, que ha hecho de la literatura su forma de estar en el mundo, ganó ayer el Premio Nacional de las Letras Españolas en reconocimiento a una obra fecunda en la que la imaginación, la magia y la fantasía ocupan un lugar importante. Este premio, que concede el Ministerio de Cultura y que está dotado con 30.000 euros.

el 14 sep 2009 / 20:33 h.

La escritora Ana María Matute, que ha hecho de la literatura su forma de estar en el mundo, ganó ayer el Premio Nacional de las Letras Españolas en reconocimiento a una obra fecunda en la que la imaginación, la magia y la fantasía ocupan un lugar importante. Este premio, que concede el Ministerio de Cultura y que está dotado con 30.000 euros, se suma a otros galardones obtenidos por la escritora, como el Nacional de Literatura y el de la Crítica por Los hijos muertos, y el Premio Nadal por Primera memoria en 1959.

Eterna candidata al Premio Cervantes y miembro desde 1998 de la Real Academia Española, Ana María Matute (Barcelona, 1925), también ha obtenido en dos ocasiones el Premio Nacional de Literatura Infantil, por su narración Sólo un pie descalzo (1984), y por El polizón de Ulises (1965).

A la recta final de las votaciones del jurado del Nacional de las Letras llegaron los nombres de Matute y de Juan Goytisolo, seguidos de cerca por los de Juan Marsé y Luis Mateo Díez, según dijeron a Efe fuentes próximas al jurado, que reconocieron lo difícil de la elección del ganador ante "la gran calidad literaria de la obra" de todos ellos.

Matute se sintió "sorprendida" por un premio que llega "en un momento excelente" para ayudarla a recuperarse de una fractura de fémur y para terminar su próxima novela, Paraíso inhabitado, que espera publicar a finales de la próxima primavera en Destino, según dijo la escritora, que prefirió transmitir sus declaraciones a través de su hijo.

Aficionada a hablar de su infancia y "predestinada a la literatura desde niña", Matute ha contado reiteradamente que, antes de saber leer, los libros eran para ella "como bosques misteriosos", donde bullían "criaturas, deseos, sueños y tiempos desconocidos".

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