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Ancares, primera de tres llegadas en alto para definir la Vuelta

La carrera llega a las durísimas montañas de Asturias, donde Alberto Contador será la gran referencia.

el 31 ago 2012 / 21:02 h.

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La Vuelta se hallaba ayer en un estado latente a la espera del temible tríptico asturiano, tres jornadas consecutivas con llegadas en alto brutales, feroces y endemoniadas que revolotean ya sobre la carrera. A partir de hoy llega la hora de la verdad, continúa el espectáculo. Este tríptico de montañas encadenadas era de lo que se hablaba ayer en la salida en plena Plaza del Obradoiro, con la catedral al fondo. Purito decía que la alta montaña no le va del todo mal y que ya lo ha demostrado. Contador y Valverde insistían en que estas etapas iban a ser decisivas. Si hasta ayer era terreno para Purito y Valverde, y lo han aprovechado, ahora llega el momento de Contador. "Alberto (Contador) nos va a poner las pilas en Asturias. Llevo muy poco tiempo de diferencia y un tío como Alberto te puede matar si tiene un buen día", dijo Purito. No sería la primera vez que la Vuelta se decide en tierras asturianas. Esperan tres jornadas brutales en esta Vuelta brutal. Esas jornadas que tanto inquietan al pelotón son una mezcla explosiva y, tal vez, el miedo guadó ayer la viña entre los más fuertes. El británico Stephen Cummings (BMC) fue el ganador de la etapa, el más fuerte del grupo de 7 escapados donde estaba Juan Antonio Flecha (Sky).

Las tres etapas que transcurrirán por Asturias son los finales en Ancares, Lagos de Covadonga y Valgrande-Pajares (con el temible e inédito Cuitu Negru). Hoy, el primero de tres finales en alto consecutivos, a cual más duro. Si bien no termina en la cima del puerto, será un día difícil para los ciclistas. No por la acumulación de grandes cumbres sino por transitar por un terreno altamente exigente.

La segunda jornada de este tríptico no necesita presentación. Saldrá desde La Robla (León) y llegará a los Lagos de Covadonga. Comienza la etapa en suelo leonés con la ascensión a Pajares por su lado suave. Después se sube uno de los clásicos de la Vuelta, el Mirador del Fito. Se trata de un puerto de 7 kms con los cuatro últimos de una pendiente media superior al 9%. Tras el descenso, peligrosísimo con lluvia, un tramo de falso llano lleva a Cangas de Onís y allí se halla el desvío al santuario de la Virgen de Covadonga donde comienza la ascensión. Son trece kilómetros. Esta llegada se estrenó en 1983, con victoria de Marino Lejarreta. Se asciende una vez cada dos años o, a lo sumo, tres. Es como el Tourmalet de la Vuelta. Para el final del mencionado tríptico queda el diabólico Cuitu Negru. La pista de 2,8 kilómetros que va desde Brañillín hasta la cima, donde concluirá la etapa reina de esta Vuelta 2012, ni siquiera era apta para la subida de los vehículos hasta hace una semana. Es una auténtica pared, con rampas de más del 24 por ciento.

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