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Andaluces en busca de futuro

Muchos jóvenes se están buscando la vida fuera de España por falta de oportunidades. El "ya te llamaremos" es hoy más real que nunca, y no están dispuestos a quedarse esperando. Tienen fuerzas para viajar y vivir lejos de sus casas, hasta que la crisis les permita volver.

el 10 ago 2010 / 15:06 h.

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Pepe y Javier en Sevilla, anets de marchar al extranjero.

-->--> -->El paro, la situación económica y, en definitiva, la falta de oportunidades en España, han llevado a muchos jóvenes a trasladarse a otros países del mundo en busca de trabajo. Lo que ya estaba empezando a ser una moda entre los recién licenciados, ahora se convierte más en una necesidad.

A través de distintas becas o subvenciones públicas o privadas, los más atrevidos se aventuran a realizar cursos o másteres tras finalizar sus estudios, expresión que hoy en día está perdiendo consistencia. Y es que acabar la carrera no es ya sinónimo de haberlo hecho con el periodo de estudiante, sino que cada vez es más necesario seguir con la formación para tener un lugar en cualquier empresa en la que se quiera encontrar trabajo. No obstante, un currículo que muestre una amplia lista de estudios realizados tampoco garantiza encontrar un empleo. Siguiendo esta tendencia migratoria -bien es cierto que en la mayoría de los casos se trata de un desplazamiento temporal, ya que los jóvenes siempre tienen en mente volver a España con más formación y práctica- se encuentran muchos atrevidos andaluces.

Un claro ejemplo de esta tendencia es el que representan dos hermanos gemelos quienes, a través del programa de becas del ICEX (Instituto de Comercio Exterior Español), viajarán el próximo mes de octubre al destino para el que fueron seleccionados, Estados Unidos y Brasil, respectivamente. Pepe y Javier Buzón han pasado seis meses en Madrid, donde realizaron un curso previo con el que optaron a una plaza en una embajada o consulado en 100 ciudades de 80 países. Gracias al programa, que depende del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, los hermanos desempeñarán distintas funciones en las OFECOME (Oficinas Económicas y Comerciales de España en el Exterior), donde trabajarán ayudando en la promoción e inversión de las empresas españolas y sus productos en el extranjero.

Más destinos, incontables ejemplos

Samuel Guirado, joven economista almeriense con residencia en la capital andaluza, es otro claro ejemplo migratorio. Después de otras experiencias en el extranjero, su destino lo ha llevado ahora hasta las Islas Salomón, uno de esos lugares que, por lejano, es completamente desconocido para la mayoría de los españoles pero que ha significado una gran oportunidad profesional para él. Lo curioso es que el país tiene menos habitantes que la población total de Sevilla y su economía y avances sociales distan de los que se podría esperar de alguien que se propone seguir creciendo como profesional en la economía.

Sin embargo, todo esto no le desanimó para que allí, en el Pacífico, conviva junto a su novia, quien también salió de Reino Unido para ahuyentar los fantasmas de la crisis. Samuel, de 27 años, habla con ironía de las entrevistas que tuvo en Sevilla antes de marcharse, en las que, cuando le decían "ya te llamaremos" no podía evitar reír. Y parece lógico que, tras cuatro meses de búsqueda activa de trabajo, pensara que "la situación laboral allí [en Islas Salomón] no puede estar peor que aquí". Así que se apresuró a dejar su currículo en embajadas, Naciones Unidas o Banco Mundial, desde donde lo llamaron al mes de estar allí. Ahora trabaja como consultor en dos proyectos del Banco Mundial, algo que le resultaría mucho más difícil de conseguir en Europa.

Problemas: idiomas, dinero...

Como bien dice Samuel cuando habla de trabajar en el extranjero, el inglés es "completamente necesario". Los idiomas no parecen suponer ya un problema para la convivencia. Los idiomas no son una barrera para ellos desde que la beca Erasmus afloró entre los universitarios. Con ella, cientos de estudiantes salen de España cada año para cursar un año de carrera en países de Europa, desde donde vuelven con un gran dominio del idioma imperante en el lugar al que van destinados.

No obstante, la oferta de trabajo esperada puede encontrarse en el lugar menos pensado. Así le ocurrió a Diego Caballero, quien después de haber completado la Licenciatura en Administración y Dirección de Empresas en Sevilla, aprovechó una beca Leonardo en Padua, Italia, lugar al que se fue sin pensarlo, a pesar de que nunca había estudiado italiano. Un par de semanas de aprendizaje intensivo le sirvieron para lanzarse a lo desconocido, desde donde ha vuelto hace un par de meses con una gran experiencia en su currículo. Mucha experiencia que, sin embargo, no le ha proporcionado trabajo alguno en el tiempo que lleva de vuelta en España.

Nacho Bengoetxea, veintiséis años. Periodista sevillano que, ante la falta de empleo, decidió aprovechar una beca que lo llevaba hasta la ciudad de Córdoba, en Veracruz (México). Poco dinero (5.500 pesos al mes, unos 300 euros), muchas horas de trabajo y el temor de la delincuencia no mermaron las ganas de ejercer su profesión.  Asegura no disponer de tiempo para nada más que trabajar y descansar en casa (un apartamento de 60 metros cuadrados), con alguna escapada por la zona. Toda esta situación no supuso un problema ya que, como comenta Nacho, “como periodista importa mucho conocer el mundo, comprenderlo, y eso fue también uno de los puntos fuertes para querer marchar de Sevilla”. Añade que tiene fecha de vuelta “por ahora, a pesar de que mi contrato acaba en breve”.

En ocasiones la necesidad, en otros casos la pasión por su profesión. Un sinfín de historias como estas que desaniman a los jóvenes que quieren permanecer en su país pero que, al mismo tiempo, los alientan para ofrecerles un nuevo mercado donde intentar encontrar un futuro, para regresar cuando todo el huracán en el que vivimos haya pasado.

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