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Andaluces invisibles el 28-F

Paqui acaba de cumplir 60 años, tiene los ojos verde oscuro y la voz suave. Vive en el Cerro de Moro. Tiene a su marido y a sus tres hijos en paro. Limpia casas por horas, aunque le duelen las rodillas, y ahora cada vez la llaman menos. Me dijo que algunas veces...

el 15 sep 2009 / 23:15 h.

Paqui acaba de cumplir 60 años, tiene los ojos verde oscuro y la voz suave. Vive en el Cerro de Moro. Tiene a su marido y a sus tres hijos en paro. Limpia casas por horas, aunque le duelen las rodillas, y ahora cada vez la llaman menos. Me dijo que algunas veces comen una tortilla para los cinco porque las vecinas le prestan huevos. Ya no le da vergüenza reconocer que pasan hambre.

Antonio es un pescador de la Punta del Moral. Seguramente es más joven de lo que refleja su piel curtida. Uno de sus hijos trabaja con él en la mar. Vino a Sevilla a manifestarse el verano pasado pidiendo que bajase el precio del gasoil porque no podía pagarlo. No entiende por qué y le detuvieron durante la manifestación.

Ana y Juan son trabajadores autónomos, ninguno de ellos ha cumplido aún 40 años. Tienen una tienda de frutas, verduras y congelados en Dos Hermanas que montaron con el "despido" de Juan de la empresa constructora. Pagan el alquiler del local, y la luz, y el teléfono y el agua y los impuestos y la mercancía y la hipoteca de su casa... Sus clientes compran la fruta por unidades, no por kilos. El negocio no va bien y han ido a 3 bancos para pedir una línea de crédito para ir tirando. Se la han negado.

Carmen es jornalera, menuda y valiente. Vive en Posadas y durante la campaña de las naranjas ha tenido muchos problemas porque el trabajo escaseaba. Los agricultores en Palma del Río me dijeron que les pagaban menos por las naranjas que lo que les costaba recogerlas.

Luis es un arquitecto malagueño. Hace cuatro años que terminó la carrera con beca Erasmus incluida. Ahora colabora con un par de estudios para alcanzar los mil euros. Vive con sus padres. Piensa irse fuera a "buscarse la vida".

Lucía y su socia tienen una peluquería en Granada. Lucía tiene cuarentaytantos años. Siempre ha sido emprendedora. Ésta no es su primera empresa. No sabe por cuánto podrá mantener a sus empleadas.

Andrés es de Linares, aunque lleva muchos años en Sevilla. Es periodista "de los antiguos" y le han ofrecido una tentadora prejubilación para que se marche. "¿Qué puedo montar en mi pueblo con el dinero de la prejubilación si yo no sé hacer otra cosa, si mi pasión es mi trabajo?"

Nelson es ecuatoriano y tiene "papeles". Ahora vive en Níjar, pero conoce toda Almería. Antes trabajaba en Mácael, en la piedra. Hace de todo: pinta, cuida a mayores... Pensaba que aquí era fácil vivir.

Hay muy poca ficción en estas historias, sólo los nombres y alguna ubicación. Todos existen, pero son andaluces invisibles. Este es un mosaico de la Andalucía real, de la que va a celebrar el 28 de febrero este año en medio de un mundo cambiante e incierto. Ninguno de estos andaluces estará en los actos institucionales, ninguno hará una fiesta. A mí me preocupan, me siento comprometida con ellos. Al PA le preocupan y ni siquiera sé si alguna vez han votado al PA.

Andalucía está cambiando, como el mundo entero. Nuevas realidades sustituyen a las certezas antiguas. De esta crisis saldrá una Andalucía distinta. Los cambios generan vértigo e incertidumbre pero se producen a pesar de la inercia y de las fuerzas en contra. En el pueblo andaluz tenemos algunas claves a las que amarrarnos: "ser lo que fuimos", ser responsables, justos, solidarios, sensibles y valientes. Viejos valores para una nueva Andalucía.

La autonomía real pasa por que nadie sea invisible. Por eso necesitamos recuperar entre todos la conciencia colectiva de los días en los que fundamos la autonomía. Es la única manera de celebrar el 28-F-

Secretaria general del Partido Andalucista

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