Andalucía, tras haberse convertido en referente en tecnología y desarrollo de plantas solares termoeléctricas, aspira a consolidar esa posición en el Norte de África, zona en la que está prevista una fuerte implantación de esta energía verde en los próximos años, que pasa por promover 20.000 megavatios (mW) de potencia instalada y que requerirá 80.000 millones de inversión.
Así lo puso de manifiesto el consejero andaluz de Innovación, Martín Soler, quien enarboló, además de la experiencia andaluza -cuenta ya con 561.000 metros cuadrados de estas instalaciones, con 121 mW en funcionamiento, 50 en espera de conexión y 517 en construcción-, los lazos culturales existentes y que la comunidad "tiene la logística para ser la plataforma desde la que impulsar el Plan Solar Mediterránea".
En esta iniciativa, cuya puesta en marcha está prevista para 2012, España parte con ventaja para tomar una buena parte del pastel, como reconoce el presidente de Protermosolar, Valeriano Ruiz. "Tenemos las tecnologías, las empresas y la capacidad para hacer las plantas", señaló tras la inauguración del Foro internacional de Energía Solar Termoeléctrica, en el que participan más de un centenar de expertos y representantes del sector, organizado por Protermosolar y su homóloga europea Estela.
De hecho el citado Plan es una de las líneas estratégicas que, en materia de energía, el Gobierno quiere impulsar aprovechando la presidencia de turno de la UE. El director general del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), Enrique Jiménez Larrea, abundó en que el objetivo "es conseguir un marco de cooperación tecnológica y desarrollo de proyectos en el Norte de África en colaboración con las empresas y gobiernos de ambos lados del Mediterráneo desde un punto de vista técnico, financiero y de infraestructuras".
Pero no será el único punto. Otro de los asuntos de interés alude a la transposición de la directiva comunitaria sobre energías renovables, que incluye el mecanismo de transferencia estadística de estas energías, que no es otra cosa que producir y consumir energía por ejemplo en España y que se contabilice en otro país.
Esta opción que se abre, y que se enmarca en la estrategia 2020 -consumir y generar el 20% de la energía procedente de fuentes renovables en el horizonte de 2020- beneficia a España, pues tiene planificado alcanzar un consumo final del 22,7% y una producción energética del 42,3%, precisó Larrea.
Así pues, podrá negociar de forma bilateral con países que no alcancen esos objetivos. Está previsto que en junio cada país presente a Bruselas su plan nacional, en el que jugará un papel fundamental -y ése es otro debate- el refuerzo de las interconexiones internacionales.
