Medio millar de personas acompañaron por la tarde a los familiares del guardia civil Juan Manuel Piñuel, asesinado el miércoles por ETA en la localidad alavesa de Legutiano, en un funeral celebrado en el cementerio de Málaga, donde sus restos mortales fueron incinerados.
María Victoria, la viuda del agente, llegó visiblemente afectada y acompañada de familiares y amigos a la capilla del camposanto, donde la esperaban alrededor de 300 guardias civiles y las principales autoridades locales y autonómicas para asistir al funeral, al que no se permitió la entrada de los periodistas por deseo de la familia. Los presidentes de Andalucía, Manuel Chaves, y de Melilla -ciudad en la que nació Juan Manuel Piñuel-, Juan José Imbroda, acompañaron a la familia junto al delegado del Gobierno en Andalucía, Juan José López Garzón; el subdelegado en Málaga, Hilario López Luna; el alcalde de la capital, Francisco de la Torre; y los líderes del PP, Javier Arenas, y de IU, Diego Valderas.
Tras llegar sobre las 16.30 horas al cementerio de San Gabriel (Parcemasa), el coche fúnebre con los restos de Juan Manuel Piñuel fue escoltado por unos 150 guardias civiles hasta que llegó a la puerta de la capilla central.
Mientras sonaba el himno de España y con la bandera nacional cubriéndolo, los guardias civiles portaron a hombros el féretro hasta la capilla al grito de "viva España y viva la Guardia Civil" por parte de sus compañeros allí presentes.
Casi una hora después, al finalizar la misa oficiada por el obispo de Málaga, Antonio Dorado Soto, los guardias civiles portaron de nuevo el féretro hasta la puerta de la capilla, donde un responsable del Instituto Armado entregó a su viuda el tricornio de su marido y la bandera de España que le cubrió durante todo el acto. Los aplausos dieron paso a la interpretación del himno de la Guardia Civil y a una salva de honor, tras lo que se introdujo de nuevo el féretro en la capilla para proceder a su incineración.
Repulsa en Málaga. Horas antes, más de un centenar de personas, entre ciudadanos, representantes institucionales, económicos y sociales de la ciudad y trabajadores municipales, se habían concentrado, guardando cinco minutos de silencio, a las puertas del Ayuntamiento de Málaga en señal de repulsa por el crimen de ETA. Precisamente, dada la vinculación del agente con Málaga y que tres funcionarios del Ayuntamiento son familiares suyos, el consistorio ya había convocado el miércoles una concentración silenciosa contra el asesinato.
