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Andalucía Emergente

El flamenco es un arte mayor, pero hasta no hace mucho, los artistas flamencos eran, más que admirados, "utilizados" por unas presuntas élites, ni cultas ni elegantes, que consumían las noches en alcohol...

el 16 sep 2009 / 05:26 h.

El flamenco es un arte mayor, pero hasta no hace mucho, los artistas flamencos eran, más que admirados, "utilizados" por unas presuntas élites, ni cultas ni elegantes, que consumían las noches en alcohol, obligando a los artista a perder la garganta a medida que ellos iban perdiendo el oído, vencidos por el alcohol y el sueño. Nunca más. El sábado en el Festival de la Yerbabuena de Las Cabezas de San Juan, primero fue la memoria con el cantaor local Manuel Cordero. Y tras él, Rocío Molina, una creadora inmensa, una bailaora que levanta la cabeza, dentro y fuera del escenario, con la seguridad que le da el conocimiento de su arte y la fortaleza de su creatividad prodigiosa. Pura modernidad la de esa niña sabia y hermosa que rompe moldes, exponente de una Andalucía de la que todavía muchos no saben. Y Arcángel. Un cantaor como nacido de la belleza perfecta, dueño de una voz capaz de nacer, crecer y multiplicarse en miles de matices, para proyectarla, disfrutarla y hacerla disfrutar con una técnica digna de la mejor escuela de canto. Lo que hace Arcángel es prodigioso, exhibe la magia de un arte que viene del fondo de la tierra y ha encontrado en él a un artista que lo mueve y lo conmueve, con inteligencia y ambición creadora. La guitarra de Miguel Ángel Cortés fue otra de las grandes emociones de una noche en la que unos artistas grandes, exponentes de la Andalucía emergente, de la que tanto les falta por saber a todos los que prefieren pensar que aquí ni ha pasado, ni pasa nada. Peor para ellos pero todos aquí estamos obligados a hacer que salgan de su ignorancia.

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