«Andalucía es hoy el último reducto de la cooperación española al desarrollo»

José María Ruibérriz, delegado de ACPP en Andalucía, ha sido cooperante en labores humanitarias durante varios años en la Franja de Gaza.

600_Imagen JOSEMARIARUIBERRIZ_06 Jose María Ruibérriz lleva 15 años diseñando e implementando proyectos de cooperación al desarrollo. / Carlos Hernández Casi dos millones de personas en la Franja de Gaza –la totalidad de la población– se han visto afectada por los bombardeos israelíes durante los 50 días que duró la guerra iniciada el pasado 8 de julio. Como respuesta a esta crítica situación, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha seleccionado como prioritarios tres proyectos de emergencia presentados por Asamblea de Cooperación Por la Paz (ACPP) para aliviar la emergencia en Gaza y que serán liderados por la sucursal andaluza de esta ONG. José María Ruibérriz, delegado de ACPP en Andalucía, ha sido cooperante en labores humanitarias durante varios años en la Franja de Gaza. Después de haber trabajado durante varios años en proyectos humanitarios en Gaza, ¿qué destacaría sobre cómo se vive de cerca el clima de conflicto permanente entre palestinos e israelíes? Se vive con la angustia de tener amigos en la Franja que han vivido 50 días de terror, que tienen niños y viven con la sensación de no poder proteger a la propia familia. Conozco a gente que ha perdido familiares. La Franja de Gaza es un territorio minúsculo donde el bombardeo incesante de la artillería israelí durante 50 días produjo constante pánico. En la Franja de Gaza es imposible olvidarse de lo que está pasando, porque es tan pequeña que todo ocurre en un espacio muy cercano. A pesar del alto el fuego entre los dos bandos, la población sigue sufriendo las consecuencias de la guerra. ¿Cuales son las necesidades prioritarias de las víctimas para mitigar los efectos de los bombardeos? La necesidad básica es la libertad y eso pasa por una solución política impuesta a Israel, ya que a estas alturas no cabe pensar en una paz dialogada meramente asistida por los americanos sino en una fórmula que la comunidad internacional imponga. Pero más allá de ello, la situación allí es tremenda. Parece que de repente hemos descubierto una crisis humanitaria en Gaza, pero hace muchos años que se trata de paliar la carencia de productos básicos y la falta de agua potable. Hay solo 6 horas al día de electricidad, lo que da la medida de la situación cotidiana. El agua potable apenas llega a las casas y donde llega lo hace contaminada. Los niños que ahora están tratando de volver a la escuela a menudo cruzan lodazales y aguas grises con el riesgo de epidemias que eso puede suponer. ¿Qué daños han sufrido los proyectos que llevaban a cabo en Gaza antes de los bombardeos? Se ha visto afectado precisamente un proyecto de ACPP financiado por la Junta de Andalucía. Son daños difíciles de cuantificar pero que tienen un impacto inmediato, como los de canalización de aguas residuales. También hemos sufrido daños en cultivos bajo plástico que han sido bombardeados y que además sufren abandono por el hecho de que trabajar esa poca tierra que los gazatís pueden cultivar supone arriesgarse a ser disparado desde las torres de control. ¿Qué trabajos va a realizar ACPP en Gaza a través de la ONU? Se repartirán cestas de alimentos básicos no perecederos, kits de higiene que permitan el acceso a las mínimas condiciones de salubridad y se habilitarán tanques de agua en las azoteas de las casas, para que pueda ser acumulada y así optimizar el gasto. También llevamos saneamientos en la red de agua potable para evitar que se siga contaminando el agua de consumo. ¿Cuando se llevarán a cabo? Ahí está la paradoja. Naciones Unidas nos invita a recurrir a nuestros donantes tradicionales y a las instituciones que nos han venido ayudando para nuestro trabajo en Palestina. Pero la cooperación internacional no existe prácticamente. España ha pasado de ser uno de los países más destacados en cooperación mundial a estar ahora casi desaparecida en ese sentido. Por eso dependemos de los gobiernos autonómicos. Entonces, ¿qué grado de implicación tiene Andalucía en este tipo de proyectos? Hoy por hoy Andalucía es el último reducto de la cooperación española junto con el País Vasco. Es el principal donante de ayuda al desarrollo y la única comunidad que mantiene firme su compromiso con la cooperación. Eso se ha trasladado también a la capacidad de respuesta a la crisis de Gaza. Como andaluces nos debería hacer sentir orgullosos, porque las necesidades del pueblo gazatí son extraordinarias y Andalucía es un pueblo solidario que está encontrando su reflejo en un Gobierno que no desatiende sus obligaciones con la cooperación internacional. ¿Cómo coordinan desde Andalucía los trabajos que realizan en territorio palestino? Con mucha voluntad y mucho esfuerzo. Lo que no se tiene de medios se suple con experiencia, con capacidad, con sacrificio. Trabajamos con el Grupo Hidrológico Palestino y la Asociación Palestina para la Agricultura. Son las dos asociaciones locales más potentes en sus campos a falta de un gobierno más estructurado. La suerte es que encuentran una enorme base de apoyo voluntario en la población y eso es una garantía de que la ayuda llega realmente a quien lo necesita. ¿Cuales son los objetivos de ACPP en Palestina para el futuro? El plan palestino está claramente trazado: disponibilidad plena para negociar un acuerdo de paz pero, en la ausencia de negociaciones, dar pasos definitivos para obtener el reconocimiento por parte de la comunidad internacional como un Estado más. Nuestra tarea, como cooperación andaluza, española y europea, debe ser ayudar a construir esas instituciones públicas que serán los pilares de un Estado palestino soberano y capaz de funcionar de manera sostenible. ¿Cree que la comunidad internacional apoyaría una proclamación unilateral de Palestina como Estado soberano? No ha ocurrido hasta ahora porque hay países que no reconocen estos derechos legítimos de los palestinos. Además, Estados Unidos, en los momentos decisivos, siempre titubea e inclina la balanza del lado israelí. Pero la opinión publica ya no se conforma con el punto de vista oficial y el pueblo ya exige un cambio en la política exterior europea. En algún momento los ciudadanos indignados con el abuso y la vulneración de derechos humanos pesarán más en las decisiones de los gobiernos que todo este tejemanejes de intereses económicos, comerciales y energéticos que, siendo legítimos, no pueden ser los que marquen la agenda de los estados. ¿Pueden suponer nuevos partidos como Podemos un cambio en las políticas de cooperación? Desconozco la posición de estas fuerzas políticas respecto a la cooperación internacional, pero con el efecto que tienen Podemos o Ganemos vemos que la ciudadanía tiene una mayor exigencia ética respecto de los gobiernos. También en la cooperación al desarrollo, que debe ser generadora de igualdad de oportunidades y debe partir de la unión de esfuerzos políticos que no pueden contradecirse, porque si entran en colisión se acaban anulando.

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