Tiene razón el secretario de Organización del PSOE, Pepe Blanco, cuando avisa de que Zapatero ha confeccionado un Gobierno para dirigir España y no una comunidad autónoma. Sin embargo, él mismo sabe que la decisión del presidente sería interpretada de manera no tan neutral por las federaciones socialistas más decisivas del Estado. Bajo ese caleidoscopio político inevitable es una realidad clamorosa que Andalucía (Chaves) ha ganado el pulso a Cataluña (Montilla) pese a que ésta supuso el 9-M una de las razones de que Zapatero haya podido volver a formar Gobierno. Sin restar importancia al arrojo del presidente nombrando por primera vez a una mujer -la catalana Carme Chacón- titular de Defensa, la autoridad que ha mostrado dando continuidad a la ministra andaluza Magdalena Álvarez supone un claro aviso a Montilla y a los nacionalistas catalanes, además de un reconocimiento a la valía y gestión de la titular de Fomento y una recompensa justa al trabajo de la federación socialista andaluza y al apoyo entusiasta que siempre ha recibido del presidente Manuel Chaves. Zapatero ha premiado a Andalucía además con la gran sorpresa de su lista. Para la historia quedará que la primera titular de Igualdad de un gobierno español es también la ministra más joven de la historia y gaditana de Alcalá de los Gazules. El lobby andaluz se fortalece aún más con la continuidad de dos pesos pesados del equipo ministerial, el cordobés Moratinos y el gaditano de adopción Alfredo Pérez Rubalcaba. Con Zapatero, Andalucía seguirá jugando en primera división del país los próximos cuatro años. Él mismo lo anunció en su día y ahora enseñó las pruebas. El presidente ha conseguido con sobresaliente tomar la iniciativa política con su nuevo Gobierno, el cual merece muchos calificativos menos el de continuista. Por primera vez en el Ejecutivo habrá más hombres que mujeres. Y una mujer estará al frente de los militares. Hitos históricos ambos. Mayor apuesta por el futuro de un país moderno es difícil. Y esta revolución se ha consumado con la colaboración preferente de Andalucía. Ése debe ser hoy también el gran orgullo de todos los andaluces.