La consejera Carmen Martínez Aguayo, con sus colaboradores en Hacienda, ayer en Madrid. El Gobierno andaluz no tendrá que acometer violentos recortes adicionales al Presupuesto en vigor, como hizo el año pasado. En 2013, Andalucía tendrá que cumplir con un objetivo de déficit del 1,58% del PIB, una cifra menos exigente que la de 2012, que obligó a la Junta a recortar 2.700 millones del Presupuesto, prescindir de miles de empleados públicos, bajar salarios a los funcionarios, eliminar empresas, menguar servicios y subir impuestos. Todas esas medidas impopulares, recogidas en el plan de reequilibrio financiero que se aprobó el verano pasado, no desaparecen ni retroceden este año, pero tampoco irán a más. La consejera de Hacienda, Carmen Martínez Aguayo, ha abandonado este miércoles el Consejo de Política Fiscal y Financiera convencida de que en absoluto será necesario aprobar recortes adicionales en los presupuestos de 2013. Bastará con seguir por la senda del plan de ajuste, aseguró a este periódico. Sin embargo, el Gobierno de Mariano Rajoy mantiene el objetivo de déficit para 2014 en el 1% del PIB, el mismo e invariable techo de gasto para todas las comunidades, algo a lo que Aguayo mostró su profundo rechazo. Son las dos caras de la reunión: la Junta puede respirar tranquila, por ahora, porque no tendrá que violentar las cuentas de este año, que tanto esfuerzo económico y político costó aprobar. Los recortes y despidos desencadenaron manifestaciones, protestas y los recelos del socio de Gobierno (IU), que sometió a referéndum su apoyo a los Presupuestos. Pero también se ha introducido la espita de la discordia para la negociación que PSOE e IU iniciarán en septiembre sobre el diseño del futuro marco presupuestario. Con un déficit tan ajustado, del 1% del PIB, el diseño de las cuentas de 2014 será un trazado de bisturí bordeando los servicios públicos. Difícilmente el Gobierno andaluz podrá permitirse políticas complejas o nuevas inversiones que ayuden al crecimiento económico, creen empleo y sirvan, además, de plataforma a PSOE e IU en la primera de las tres próximas citas electorales: europeas (2014) municipales (2015) y autonómicas (2016). La reunión, este miércoles, entre el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, y sus homólogos en las comunidades tenía visos de convertirse en un polvorín de fuego cruzado entre regiones. Andalucía, Cataluña, Comunidad Valenciana, Murcia y Baleares que el año pasado no lograron reducir el déficit al 1,5% comprometido han logrado un techo de gasto mayor este año. Madrid fue la única región del PP que votó en contra, por considerar que Montoro premiaba a las incumplidoras. La consejera andaluza salió moderadamente satisfecha, porque el margen de déficit para Andalucía ha quedado por encima de la media (1,3%) y además la deuda autorizada no será del 13,2%, como se dijo en la última convocatoria (provocando la espantada de Aguayo), sino del 16,6%, un margen que atiende a las reclamaciones de Andalucía. El déficit la diferencia entre lo que se gasta y lo que se ingresa es lo que permite a una comunidad financiar sus servicios. El PSOE-A calcula que cada décima menos supone 145 millones menos para sufragar la sanidad, la educación y las políticas sociales. El déficit andaluz del 1,58% del PIB está por debajo de las máximas aspiraciones admitidas en público por el presidente José Antonio Griñán (2,02%), pero por encima del borde psicológico que se había marcado la Junta: el 1,5%. En la reunión de este miércoles no sólo estaban en juego las cuentas del año que viene, sino la estabilidad del Ejecutivo andaluz. Por debajo de ese mínimo del 1,5%, la convivencia de los socios de Gobierno se habría visto comprometida. Habría sido necesario aplicar nuevos ajustes este año y ambos partidos tendrían que sentarse a discutir sobre qué es más prescindible dentro de lo imprescindible. A priori, el resultado del Consejo de Política Fiscal allana el terreno al diseño del próximo Presupuestario sin necesidad de grandes trifulcas en el seno del pacto de Gobierno. Habrá qué ver cómo respira la coalición de izquierdas, cuya interpretación sobre hasta dónde está dispuesto a tragar Andalucía en materia de recortes siempre es más combativa que la del PSOE. Aguayo se abstuvo en la votación del Consejo. Fue un voto relativo que, por un lado, sigue reprochando al ministro que obligue a las comunidades a soportar una carga fiscal mayor que al Estado, a pesar de que son las primeras las que sufragan el mayor gasto público (al tener las competencias de educación y sanidad). Pero por otro lado, admite que Montoro ha aceptado un modelo asimétrico en el reparto del esfuerzo del déficit, con un tope diferenciado para cada comunidad. Aguayo, que llevaba semanas negociando calladamente con el ministro, vuelve con más oxígeno financiero para la región. Su preocupación ahora es el Presupuesto de 2014, que con ese déficit invariable del 1% se antoja bastante complicado.