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¡Andando, que son las 11.30!

Asunción supera ya a Imagen en número de caminantes, pero todavía a distancia de O’Donnell, la calle comercial más transitada por los viandantes, una práctica –la de andar– que aumenta en Sevilla y disminuye en el resto de España.

el 30 sep 2014 / 16:00 h.

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Mientras en el conjunto de España el número de peatones va a menos, en Sevilla el arte de gastar suelas vive sus mejores momentos. / Pepo Herrera Mientras en el conjunto de España el número de peatones va a menos, en Sevilla el arte de gastar suelas vive sus mejores momentos. / Pepo Herrera Ya hay una estadística que demuestra de una vez por todas que el español es un pueblo que mataría por dormir la siesta: la de los caminantes. Los datos de la empresa Tc-Street sobre Sevilla no tienen desperdicio: después de comer se mueren las calles. Como si las quitan; no se notaría. Eso sí, que no cunda el desánimo porque los sevillanos son, con permiso de los peregrinos compostelanos, los abanderados nacionales del arte de usar los pies para su función primigenia: mientras en toda España baja más o menos sensiblemente la cifra de viandantes, en Sevilla se revitaliza un 7,93 por ciento, con casos absolutamente revolucionarios como el de la calle Asunción, que de seguir así se convertirá de aquí a poco en la más transitada de la ciudad, si se lo consiente O’Donnell (líder indiscutible, por el momento, en el ámbito de las calles comerciales). Pero antes de proceder con los datos numéricos de las principales vías peatonales de la capital, un detalle: cuando más gente hay pateándose Sevilla es a las once y media de la mañana, hora punta de la población pedestre. A partir de ese momento, la efervescencia peatonal va decayendo, pero en general la mañana hispalense luce esplendorosa gracias a sus viandantes. Según las comparativas facilitadas a este periódico por Tc-Street –empresa especializada en el cálculo del tráfico por las calles comerciales de España–, el común del callejero experimenta más o menos la misma curva: en alza hasta las once u once y media, para desplomarse entre dos y media y tres y media de la tarde, momento a partir del cual avanza renqueante hasta que de nuevo, ya hacia las ocho de la tarde, vuelve a registrar un pico extraordinario, aunque sin llegar a las cotas matinales. De lo que se deducen dos curiosidades: a qué hora está la gente haciendo cosas, como se suele decir (o haciendo mandados, que también se dice), y a qué hora sale de paseo. Pero, obviamente, no todas las calles son iguales ni muchísimo menos. En el mapa de la loseta sevillana, O’Donnell gana –por hacer un juego de palabras– de calle. Ese tramo entre la Campana y Velázquez, por donde pasan los que van o vienen entre esta zona y la Plaza Nueva o la Encarnación, es el retal más pisoteado del callejero hispalense, como podrá averiguar no solo quien disponga de estos datos estadísticos sino, en general, todo el que tenga ojos en la cara. La media peatonal del primer cuatrimestre de 2014 es de 6.953 personas al día, lo que significa que el flujo de paisanos ha subido un 3,75 por ciento del año pasado para acá. Lo cual es muy curioso, porque mientras esta parte va a más, otra muy cercana va a menos de forma aparatosa (con lo que ha sido siempre esa calle, desde que la peatonalizaron):Velázquez. Aquí se ha notado una caída del año pasado a este de un 8,39 por ciento, con lo que se coloca como la única de las grandes calles comerciales y peatonales de Sevilla con números negativos en lo que a viandantes se refiere. Hace unos días se comentaba aquí que según los últimos datos recogidos por el índice TC-Street, obtenidos a partir del análisis de 730 calles comerciales de las principales ciudades españolas, se observa «una cierta estabilidad a la baja en los flujos peatonales a lo largo del 2014». como dicen ellos. «La evolución interanual del tráfico peatonal en las principales calles comerciales españolas ha cerrado agosto con un descenso anual acumulado de 1,43 por ciento», destacaban en su informe. Situación de la que se salva Sevilla. Porque lo cierto es que, dejando a un lado el referido caso de Velázquez, que de un año atrás hasta ahora ha caído de 5.505 a 5.043 caminantes al día, las demás arterias analizadas presentan unos porcentajes halagüeños. La vidilla peatonal en la calle Asunción sube como la espuma. / Javier Cuesta La vidilla peatonal en la calle Asunción sube como la espuma. / Javier Cuesta La que menos, Imagen, y eso que se trata de una vía de primera, que relaciona el centro de la ciudad con toda la zona de San Pedro, la Puerta Osario y la ronda interior. Pues bien, aquí los datos casi se congelan de 2013 a 2014: de 3.841 a 3.886, un 1,17 por ciento más. Y más le vale espabilar (si es que las calles espabilan, que lo mismo hasta lo hacen), porque Asunción le ha pegado un adelantón por la izquierda de mucho cuidado: su tráfico humano (suena feo, pero es así) ha subido un 16,95 por ciento, colocándose en los 4.191 peatones. El dato así, en bruto, quizá no diga nada; pero sí dirá si se comenta que la cantidad de gente que se recorre a diario ese paseo de Los Remedios está casi a la par con la de la calle Rioja, pese a que esta también ha experimentado una subida en el último año del 10,86 por ciento. Es la consagración de la calle Asunción como una de las vías comerciales más importantes de Sevilla, codo con codo con las más postineras del casco antiguo y creciendo a un ritmo que hace trizas todas las reticencias que los comerciantes de la zona llegaron a tener hace cuatro años, cuando se decidió quitarle el tráfico rodado y dejarla únicamente para los viandantes y ciclistas. Para los amantes de los detalles curiosos: los lunes es el día que más gente camina por O’Donnell, mientras que los aficionados a recorrerse Asunción prefieren los martes. En general, los tres primeros días de la semana son los que concentran a más caminantes por las calles comerciales de la ciudad; se ve que, conforme avanza la semana, las fuerzas van mermando y las ganas de gastar suela van a menos. Sépanlo quienes quieran ir a comprar con menos gente: los viernes y los sábados son su día. Si hay dinero.

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