La historia de la Galería Taberna Anima arranca en 1985 cuando aterriza en Sevilla Peter Mair, recién llegado del Tirol austriaco. Podría haber abierto una cervecería de raigambre germánica o tal vez no le hubiera ido mal introduciendo en Híspalis la música de los Alpes. Nada más lejos de todo ello, Mair decidió comprar una casa sevillana en pleno corazón de San Lorenzo, morada que en la actualidad y desde hace un cuarto de siglo acoge y da calor al infaltable local Anima.
Infaltable no sólo porque el lugar sea anuncio perpetuo en todas las guías de la ciudad, si no también porque se trata del primer bar de copas a cuyo dueño se le ocurrió la feliz idea de colgar arte de las paredes. "Cuando llegué aquí el barrio estaba repleto de gente mayor, no había un sólo bar de copas y ni mucho menos, en toda Sevilla, podía visitarse una galería-taberna", explica.
Un híbrido que hoy no resulta nada novedoso y cuyo esquema se reproduce en otros rincones con mayor o menor fortuna pero que tiene en Anima no sólo un punto de partida, también un epicentro cargado de sabor. El que da tener 25 años a sus espaldas, cifra que estos días celebran con una exposición que hace un recorrido por una veintena de los artistas más representativos, algunos de los cuales hoy exponen en grandes pinacotecas y salas de arte.
"Es cierto que hay muchos locales que utilizan el arte como elemento decorativo pero yo quiero recalcar que Anima es una galería", insiste Peter Mair. Un mini museo en el que convive por igual lo abstracto y lo figurativo, óleos, acrílicos y hasta fotografía. "Me gusta todo el arte y en cuanto veo un destello de originalidad en alguna propuesta ya quiero tenerla en las paredes de Anima".
Galería, taberna, local sevillano... alguien poco informado podría pensar en que éste es un enclave idílico para turistas. Ante semejante idea el artífice de este espacio saca las uñas, no porque no le gusten los visitantes de fuera, si no porque su otro gran empeño ha sido siempre que "la gente de la calle se refleje en el local". Semejante máxima ha dado lugar a una imagen tan costumbrista como internacional en la que empuñan juntos la copa estudiantes de Erasmus, parejas arrimadas alrededor de un café y una selecta parroquia a la que le gusta saberse protagonistas de un pedacito de la historia bohemia de una ciudad poco dada a mantener pequeños tesoros como éste.
Afirma Peter Mair que "el arte plástico es la manifestación menos valorada en Sevilla" y, razones no le faltan, pendiendo sobre todos un titular que reza cómo la Bienal de Arte Contemporáneo puede esfumarse sin que nadie lo remedie. "Nunca me he planteado hacer la maleta pero este tema sí me frustra mucho", se lamenta este filantrópico marchante que lleva muy a gala no llevarse ninguna comisión de las obras que se venden en Anima.
Para sobrellevar las penas y para animar las noches en la galería -que se extienden vertiginosamente hasta bien entrada la madrugada- la clave está en apaciguar la garganta con vino caliente, especialidad de la casa. Líquido elemento, azúcar, clavo, canela y piel de naranja. ¿En qué proporciones? "Jamás desvelaré el secreto mejor guardado".
DE UTILIDAD
Qué: Exposición 25 años Anima (1985-2010)
Dónde: En la Calle Miguel Cid, 80. Teléfono: 954 38 67 08
Qué ver: Puede contemplar obras de Cristina Lama, David López Panea, Juan Carlos Cazalla, Fernando Parrilla, Manolo Cuervo, Concha Ybarra, Paco Broca, Javier Fito, Ana Pinas y otros muchos creadores.
Cuánto: Visitar el local es gratuito pero por su propia salud no se vaya de él sin probar el vino caliente, único lugar de Sevilla donde poder tomarlo.