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Animales de roca

Aunque para algunos la escalada no es más que un deporte, otros muchos la consideran una forma de vida: "Escalo, luego existo", aclaman. Son los llamados Escaletas, una comunidad que, con fuerza, toma forma en Sevilla

el 31 mar 2010 / 19:48 h.

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"Hay dos tipos de escaladores: los escaladores inteligentes y los escaladores muertos". Cuando el alpinista Don Whillans pronunció esta célebre frase para los amantes de la escalada, sin duda no sabía que además de inteligentes y muertos, este deporte también generaría escaladores frikis. De hecho, los escaletas -"Es un poco cruel ese nombre", lamenta uno mientras se calza los pies de gatos-, están encantados de tomar las doce uvas colgados de una pared. Además, si conversa con ellos mientras dan un paseo por el campo, irremediablemente mirarán a la montaña y le explicarán: "Es un largo muy técnico de agarres pequeños sobre roca perfecta, un 7c+ monodedos". Casi indescifrable, ¿no cree?

 

Y es que sus conversaciones del día a día están compuestas por palabras inéditas para cualquiera ajeno a este mundo: "El gri-gri es un elemento de aseguramiento en escalada deportiva; el empotrador, todo lo que metemos en las fisuras o huecos de la pared...", aclara Manuel Guillén, un documentalista de 29 años que define la escalada como "la vida": "Practico desde 1992, y hay días que le dedico hasta ocho horas, ¿cómo la voy a definir si no?", comenta. Así también la considera Jesús Gascón, un informático de Dos Hermanas que escala desde hace tres años: "Esta actividad me proporciona sensaciones únicas. Mientras practico todo se me olvida, me concentro y el resto del mundo desaparece", cuenta el joven de 28 años. Ambos reconocen que, desde que escalan, sus vidas sociales giran en torno a este deporte: "Te envuelve y atrapa", dice Manuel. "La mayoría de mis amigos son también escaladores, y casi todos los fines de semana nos vamos a escalar al Chorro, en Málaga, o a Bolonia, en Cádiz", explica. "Amigos escaletis, tiempo libre dedicado a este deporte... Sí, lo declaro: soy monotemático", acepta Jesús.

Pero si no hubiese frikis de la escalada, apenas se practicaría en Sevilla. Así lo cree Abraham de León, de 29 años. Junto a Manuel, Jesús y otros muchos, él, que asegura que la escalada es simplemente un deporte o afición, también se encarga de crear y mejorar rocódromos de autogestión que se reparten por la ciudad: "El Ayuntamiento no nos tiene en cuenta, por eso, ocupamos espacios que son de todos y creamos en ellos rocódromos que nacen de nuestro esfuerzo, tiempo y dinero. Aunque así somos más libres, sí nos gustaría tener apoyo público", comenta Abraham. "Los niños tienen derecho a aprender que el deporte no es sólo fútbol, Betis y Sevilla", le apoya Jesús.

De este modo, el mayor rocódromo techado de Andalucía se encuentra en un colegio ocupado del barrio sevillano de San Bernardo, y los jóvenes deportistas también han colocado presas sobre las que colgarse bajo el Puente del Alamillo, el Puente de Triana, en la sala La Madriguera y en otras dos salas de Alcalá de Guadaíra y de Dos Hermanas.

Aunque piden el apoyo de la administración, todos huyen del rocódromo de IFNI, instalación que en 2008 el Club Elbruz puso en marcha a través de un convenio con el Ayuntamiento de Sevilla: "Pasamos de horarios establecidos y órdenes sobre cómo escalar", explica Jesús. "El objetivo es superar miedos a través de la escalada, superarte día a día, y si hay normas que cumplir o precios que pagar, la escalada, la vida, deja de ser libre", exalta.

De hecho, los miedos no se superarían si no se sintieran, y estos chicos -y probablemente sus madres- lo sienten muy de cerca cada vez que se cuelgan de la pared de una montaña: "Una vez, mientras aseguraba a un compañero, se desprendió una piedra del tamaño de un televisor. Me pasó a tres dedos de la cabeza y fue a topar con la uña del dedo gordo del pie. Me la reventó", cuenta Manuel, que también se ha roto los dos tobillos escalando. Por su parte, cuando Abraham sufrió la peor situación de riesgo mientras escalaba, no pensó en su cuerpo, sino en el de su novia: "Caí encima de ella. ¡Imagina! Le hice mucho daño", declara. Pero para ellos, estas cicatrices de guerra, son marcas leales de superación.

De utilidad:

Qué: Comunidad deportiva dedicada a la escalada, escaletas.

Dónde: Puede encontrarlos en rocódromos de autogestión o privados en el Puente del Alamillo, en el Puente de Triana, en San Bernardo, en La Madriguera, y en dos salas de Dos Hermanas y Alcalá de Guadaíra.

Otros: Aunque ellos confiesan que no son "amigos de Ifni", usted también puede practicar escalada en este rocódromo gestionado por el Cub Elbruz mediante un convenio con el Ayuntamiento de Sevilla.

Material para escalar: Arneses, pies de gato, casco, aseguradores y descensores, cuerdas y cintas, mosquetones, fisureros, plomos, bloqueadores, mochilas y portamateriales, magnesio y ropa muy cómoda.

Tiendas: Bazar Juvenil, Latitud Sur, Aloe, Deportemania, Risko y Daan Aventura (Tomares) entre otras.

Requisitos: Este deporte no entiende de edades, pero la preparación física es necesaria. Aún así, los escaletas aseguran que el ejercicio emocional es más importante.

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