El ex presidente del Gobierno Felipe González celebró ayer discretamente en Lima el 25 aniversario de su histórica victoria en las urnas. "Esos 25 años los celebré viajando de Santiago a Lima, a una cierta distancia del epicentro de la efeméride. Tomar distancia de eso es un cierto alivio", comentó ante el II Foro Perú-Unión Europea.
"Aún me resisto a meterme en los archivos, todavía quiero tener la mente abierta para ver qué pasa en el mundo", matizó, aunque recordó, por ejemplo, la resistencia que encontró su Gobierno: "Era un momento crítico en tantas cosas, con el petróleo al equivalente de 96 ó 97 dólares el barril, estábamos en una crisis industrial a la que no podíamos prestar atención".
Recordó que Suárez, su predecesor, había hecho su tarea: "Garantizar la supervivencia de la experiencia democrática de la transición en medio de amenazas muy serias". "Sobre esa base construimos el siguiente periodo: asentar la democracia, meterle mano a la reconversión industrial y a la modernización del aparato productivo, y empezar a crecer redistribuyendo el ingreso de forma indirecta".
"Tuve la fortuna de tener una votación muy amplia, y también de tener ministros que no eran tozudos, sino navarros, como Solchaga", entonces ministro de Industria y que cerró la primera empresa en el marco del proceso de reconversión industrial, Potasas de Navarra. Después vendrían otros cerrojazos como el de SEAT: "Me parecía más razonable que los privados hicieran coches y el Estado carreteras".
Relató que la mayoría de las reformas "para aumentar la cohesión social defendiendo la economía de mercado fueron criticadas por la izquierda de la izquierda, porque la izquierda éramos nosotros". Y al final llegó la derrota. "Yo estaba harto de 14 años de Gobierno, pero no me gusta perder, me faltó un debate o una semana más de campaña, y todavía hoy lo pienso", aseveró.
