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Añoranza de los ultramarinos

D’bellota (Centro) Un rincón tranquilo y lleno de sabor del que se puede disfrutar en pleno centro de Sevilla.

el 05 abr 2013 / 23:33 h.

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Por Javier Compás  Interior de D´bellota, en el que si algo llama la atención son sus característicos jamones. Interior de D´bellota, en el que si algo llama la atención son sus característicos jamones.   Aunque D’bellota abrió sus puertas el pasado 6 de diciembre, su atmósfera respira tienda tradicional de ultramarinos, le falta la pátina de los años, unos barriles de arenques y sacos de legumbres para parecer, ser, un pequeño paraíso perdido donde hombres serios, mi colega Euleón quizás lo añadiría a su sagrada nómina de “taberneros malajes”, amantes de los buenos productos y conocedores del oficio, despachan sus viandas. Alberto ha montado un sitio de esos donde coges postura y no te quieres mover, nada más entrar y ver un horizonte tapizado de perniles de bellota, los ojos en seguida se mueven inquietos para encontrar ese rincón ideal para poner el codo y perder la noción del tiempo, la cosa es para tertulia, botellín helado y vinos de calidad una vez refrescada la primera impresión con la rubia de Nervión. El local es de justas dimensiones, con la gracia de estar en dos alturas y poseer en su centro una simpática escalera de caracol que te baja a un sótano cuyas paredes tampoco necesitan muchos cuadros porque allí la decoración la ponen los bellotas de Huelva, de Extremadura y de Guijuelo, un tugurio que, con buena compañía, grata conversación y las cosas del negocio, es para tirar el reloj. Sitio idóneo para degustaciones, catas y reuniones de buen talante. La puerta da a la plaza de la Pescadería, lo cual le añade comodidad y encanto, hay mesas altas para tomar el sol, fumar, comer y beber, porque todo lo que hay en esta tienda está a la venta, para llevárselo o para degustarlo in situ. Ya se ha mencionado el jamón, pero ahí no queda la cosa, ni mucho menos, chacinas, buenísima la caña de lomo, conservas como las de El Cazador de Ciudad Real, con su Lomo de Orza o su perdiz roja escabechada. Aceites de oliva extra virgen y una buena variedad de vinos, cuya carta presenta la ventaja de que todos se pueden copear y que va en aumento. BAR2 En fresco, hay anchoas del Cantábrico, que se presentan sobre tostaditas de pan. También ostras francesas, a 2,50 € la unidad, que se pueden acompañar con una copa de cava Fontallada (2,00 €) o Juvé y Camps Reserva de la Familia (2,50 €). El botellín de Cruzcampo a 1,00 € y la Cruzcampo Gran Reserva a 1,50 €. Como se dijo todos los vinos se copean, y a buenos precios, 2,00 € ó 2,50 € la copa, y hablamos de tintos como Melior de Matarromera, Dinastía Vivanco o Dehesa Gago, por citar tres perlas, también blancos y generosos, con unas manzanillas de lujo como la Barón Pasada y la Papirusa. Volvamos al condumio, porque los quesos merecen mención detallada, aquí la cosa funciona por papelones, a 6,00 €, los hay de Ronkari, Cabrales, Tetilla, Sudao de cabra, tortas del Casar y la Serena, de Payoya, Idiazábal, Picón, Viriato Gran Reserva de Zamora, manchego, y algunos internacionales como el Provolone o el Parmesano. También funcionan los papelones para las chacinas y otras delicadezas, caña de lomo (6,00), morcón (6,00), morcilla (5,00), mechada (6,00), lacón (6,00) o mojama (6,00). Cualquiera de las conservas se pueden degustar, así incluso podemos abrir las originales mermeladas toledanas de mora de zarza o de higos, que bien pueden acompañar a los quesos, junto con unas tostaditas de pan con pasas. Y si tienen mucha prisa, por lo menos tómense un par de botellines fríos con las famosas patatas San Nicasio de Priego de Córdoba, elaboradas con aceite de oliva virgen extra y sal rosa del Himalaya.

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