Economía

"Antes la gente elegía entre viaje o máster. Ahora prioriza la formación"

Es gerente de Ánfora , consultora tecnológica especializada en formación que ha iniciado su expansión exterior con una sede en Chile y mira al vecino Portugal

el 04 jun 2011 / 20:32 h.

Pedro Palos posa en la sede de la empresa de formación que creó hace ya 15 años, ubicada en Marqués de Pickman.

Pedro Palos asegura que su papel de empresario es accidental, pero lo cierto es que, a sus 43 años, este pacense lleva 15 dedicado a una empresa de formación que ya tiene presencia al otro lado del Atlántico. Estudió Informática cuando nadie lo hacía y sus conocimientos le sirvieron para trabajar en otras compañías del sector. El gusanillo empresarial le llevó a montar una firma que fracasó, aunque su siguiente apuesta emprendedora, Ánfora, no le ha ido nada mal.

-¿Se ha notado mucho el interés por la formación en los últimos años por el alza del paro?

-Sí. Hace cuatro años, cualquier joven que quería formarse o especializarse tenía que elegir entre irse a Cancún o hacer un máster. Ahora la gente prioriza la formación antes que el ocio. Si puedes pasar un fin de semana en un spa o haciendo un curso formativo, seguro que te apetece más lo primero, pero sabes que tienes que hacer lo segundo.

-¿Ha variado el perfil del cliente en los últimos tiempos?

-Mucho. Hace 15 años, cuando empezamos, demandaba formación el que comenzaba a tomar contacto profesional con las tecnologías. Todo era Office. Las contratadoras eran empresas grandes, de donde venían tanto personas con 50 años como aquéllas a las que les daba miedo acercarse a un ratón. Ese perfil casi no existe hoy día. Ahora es mixto, de alumno presencial y on line. Y a estos últimos no los conocemos. Se puede ver si es sociable, si interactúa en los foros y su grado de responsabilidad dependiendo del ritmo que lleve. Pero nada más.

-¿Qué tipo de cursos son los más demandados?

-Hay mucha demanda de informática, de cosas concretas, como soporte, mantenimiento o redes. Muchas veces vienen sólo a certificarse. "Yo ya sé pero nada dice que lo sé". Hasta ahora los certificados se conseguían a través de las administraciones educativas, incluidas las universidades, y laborales. Hoy los hacen las grandes empresas como Microsoft. También se solicitan cursos de habilidades directivas. Hemos irrumpido en este campo, con empresas que nos han pedido cursos específicos, como, por ejemplo, el mejor modo de comportarse en una reunión. En esta rama también están los cursos de marketing o de comunity manager. Una tercera vía es la del trabajo social. Hay muchos cursos sobre dependencia o cuidados paliativos porque en este sector hay mucho empleo, de mejor o peor calidad, pero existe. Estamos pensando abrir una ETT para ayudar a toda esa gente.

-Además de impartir cursos de formación, crea contenidos. ¿Cómo va esta pata del negocio?

-Hay mucho trabajo en este ámbito. Ya hemos elaborado 2.500 horas de contenidos relacionados con Andalucía, con las profesiones típicas de aquí, a las que se suman las de tipo transversal, que pueden ser utilizadas también en Latinoamérica gracias a la red. Tenemos una plataforma de e-learning que nos permite estar allí. Así, por ejemplo, comparten cursos personas de Cuenca y de Colombia. Es un sector que está creciendo y que no está maduro. Para Ánfora supone el 30% del negocio. También creamos campos virtuales, como hemos hecho para la Cámara de Comercio.

-Ha hablado de Latinoamérica. ¿Cuál es su posición allí?

-Tenemos oficinas desde 2008 en Santiago de Chile, un país muy concentrado en su capital, que es referencia en Latinoamérica a la hora de mandar a la gente a estudiar, junto al norte de México. Eso sí, hay competencia. El Gobierno chileno tiene programas para que las empresas se deduzcan los cursos de formación. Para nosotros, supone un puente para Argentina y Brasil, pero sobre todo para Colombia. El expresidente Uribe es ahora rector de la Universidad Virtual de allí.

-¿Tiene pensado abrir delegación en otros mercados?

-Ya trabajamos en Portugal, donde creamos una empresa en 2006 que gestionamos desde Badajoz, la ciudad con más influencia lusa de España. De hecho, hay portugueses trabajando allí con nosotros. Hay mucha necesidad de formación en ese país. Hemos creado un campus virtual en portugués y queremos delegación, pero no es fácil. Los trámites burocráticos son más lentos aún que en España.

-¿Y en el territorio nacional, cómo le va?

-Tenemos delegaciones físicas en Sevilla (donde está la central), Huelva, Málaga, Badajoz, El Puerto de Santa María y Madrid. Tenemos 140 metros cuadrados como mínimo en cada una. En la de Sevilla, como están los servicios centrales, hay 800. Entre las distintas sedes hay unas 80 personas trabajando. Además, tenemos una empresa de informática, Ddtel, que está vinculada directamente a Ánfora para cuestiones como los soportes web. Le proporcionamos a las empresas el personal in situ. En cuanto al futuro, en Barcelona hay mucho trabajo. La mayoría de las empresas de formación se concentra en el sur, y esto se debe a que es región de convergencia de la UE, por lo que las administraciones tienen acceso a las subvenciones para mejorar la educación de los ciudadanos.

-¿Teme que decaiga su negocio con la Administración cuando se recorten ayudas en 2013?

-El recorte va a depender de la evolución de la economía. En cualquier caso, no recibimos las ayudas directamente, sino a través de concursos públicos a los que acudimos. Eso sí, luego pagan o no. Hay un problema de liquidez muy importante en las administraciones que nos provoca otro problema a nosotros, y es que no cobramos. El 50% de nuestro negocio depende del sector público, por lo que es muy grande la dependencia. La falta de liquidez es un problema de este año, no de antes. A ello se suma la banca, a la que sólo le interesa tu solvencia, no cuánto factures o si tienes más clientes. Tienes que tener inmuebles o socios que te avalen, si no, nada. Así que los bancos endurecen el crédito, las administraciones no pagan y nosotros nos vemos con el agua al cuello. Hay expedientes de 2007 sin cobrar. Se paga en dos partes, una al principio y otra al final, cuando se revisa todo, y esto tarda bastante. A ello se suma que ahora hay muchos cursos debido al alto índice de paro.

-¿Por qué se decidió por la formación y no por cualquier otro negocio?

-Fundamos Ánfora dos personas, mi socio, ingeniero de Telecomunicaciones, y yo, informático. Surgió porque nos dimos cuenta de que nos dedicábamos más a la formación que al trabajo. Somos empresarios de forma accidental. De lo que sabemos es de tecnología, precisamente lo que más ha crecido en los últimos años, ya que todo lo demás baja, incluidos los cursos presenciales.

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