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Ha terminado la primera Feria con Metro. Un transporte público ha hecho que la gente de la calle, la gente sencilla, llegue a la Feria como los señores, casi hasta la portada, sin horas de caravanas.

el 16 sep 2009 / 02:11 h.

Ha terminado la primera Feria con Metro. Un transporte público ha hecho que la gente de la calle, la gente sencilla, llegue a la Feria como los señores, casi hasta la portada, sin horas de caravanas. Y, además, ha devuelto a la ciudad un tradicional paisaje urbano en el barrio de Los Remedios. Mujeres multicolores, hombres engominados y niños felices como castañuelas han vuelto a caminar desde Plaza de Cuba, por Asunción, o desde El Parque de los Príncipes o Blas Infante, o por los Puentes hacia el Recinto. Y ya el flujo humano desde el Aparcamiento de El Charco de la Pava es sólo un camino más, porque el Barrio, que tanto ha sufrido las obras del metropolitano, ha empezado a ver su recompensa. Ese Metro que tanto les preocupó es ahora el principal antivirus ante el despoblamiento comercial y lúdico de la zona.

Esto me hace recordar, con los farolillos vivos aún en las retinas, otras recetas sanadoras recogidas en el Real. Entre "las vacunas" recopiladas contra la crisis y otros virus amenazantes, mis "arrebujados" contertulios apostaban por compartir, por consumir lo que de verdad se pueda, como en la Feria. Así hombres y mujeres, en situación difícil, han encontrado una tregua cocinando, despachando, guardando puertas o conduciendo coches. Son empleos para ir tirando y habrá más si quien cobra, consume o invierte.

Además, recuerdan mis "apañaos" interlocutores, la Feria termina el Día de las Madres, quienes con su amor y educación nos dotaron de defensas para luchar contra todas las gripes, presentes y futuras, reales o de origen "porcinamente insólito". Madres que nos dieron el habla y que simbólicamente comparten celebración con el Día Internacional de la Libertad de Expresión. La libertad fue reivindicada con un gran concierto en Cádiz, organizado por su Asociación de la Prensa, en un masivo grito contra las persecuciones y la precariedad. La falta de derechos laborales hace imposible un buen ejercicio de la profesión. Esta amenaza es tan virulenta, casi una pandemia, que puede contagiar a toda la sociedad y la cita gaditana de unidad busca el antiviral. Salud.

Periodista

opinion@correoandalucia.es

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