Las declaraciones del presidente del Sevilla siempre suelen dar que hablar, por diferentes motivos. Su exigencia ha tenido mucha culpa de los numerosos éxitos conseguidos desde que llegó al cargo, allá por 2002, pero esta temporada, con el equipo dando vaivenes, para muchos esa exigencia no responde a lo que en realidad se puede o se debe pedir a este plantel. Y una de esas personas responde al nombre de Antonio Álvarez. El que fuera entrenador del Sevilla desde la destitución de Manolo Jiménez hasta la llegada de Gregorio Manzano considera que Del Nido debería lanzar un mensaje más humilde, hablando en plata.
"Yo creo que el mensaje debe cambiar, sobre todo para liberar a los futbolistas y que la grada sepa que hay opciones de tirar para arriba pero sin exigirles demasiado. Conocemos a nuestro presidente y yo siempre respeto todas sus opiniones, como respeto las de cualquiera, pero creo que un cambio de mensaje liberaría muchísimo a la grada y al equipo para que todos se tranquilizasen", comentó ayer a los compañeros de Canal Sur Radio.
EL PAPEL DE LOS FICHAJES. Álvarez también se ha referido a la dolorosa e inesperada eliminación en la ronda previa de la Champions, así como a los fichajes por el bajo rendimiento de estos. "Todo el mundo pensó que con el Sporting de Braga sería una fiesta y que no se podía perder como se perdió", dice el marchenero, quien, a continuación, añadía: "No sabíamos el rendimiento que iban a dar los fichajes. Desgraciadamente, pues no han tenido el nivel que todos esperábamos y encima Guarente se ha lesionado". Pese a ello, quiso destacar que "en la secretaría técnica del club se trabaja mucho y bien".
NO SINTIÓ EL CALOR DE LA GRADA. Álvarez también ha reconocido haber echado en falta más apoyo del sevillismo cuando el equipo jugaba en el Sánchez Pizjuán bajo sus órdenes. "Siempre lo he dicho públicamente y lo seguiré diciendo: yo no he notado el calor de la grada conmigo. Sí me lo demuestra muchísima gente, por la calle, pero en el estadio yo no me sentí arropado por mi gente. Soy sincero y lo digo. Sí es verdad que trabajamos mucho, de día y hasta de noche, pero no salieron las cosas", afirma.
Por último, recordó lo difícil que ha resultado para muchos canteranos triunfar en el Sevilla. "Siempre podemos recordar a uno de los más grandes, Enrique Montero, que tuvo que llorar y sufrir lo indecible".
