Antonio Campos es un cantaor granadino con más corazón que cabeza (a la hora de cantar), pero de una gran sensibilidad. En estos tiempos que corren, con tantas nuevas figuras fabricadas desde el despacho de un agente artístico o un productor discográfico, consuela que un modesto cantaor se haya currado su primer disco y lo haya hecho, además, cantando en directo, sin trampas ni cartón, sin trucos ni recursos técnicos.
No sé si lo saben, pero en un estudio pueden darle cuadratura a quien no la tiene y afinar a quien desafina. Por eso alcanza un gran valor el primer disco de Antonio Campos, cantado por derecho, como canta siempre este artista con el don de la voz, de la voz natural con soniquete y siempre, siempre, acompasada.
Con la guitarra del moronero Daniel Méndez y las palmas de Joaquín Grilo y Luis Cantarote, el granadino Antonio Campos nos ofrece en el disco siete cantes que van desde el romance por bulerías hasta la bulería festera, pasando por las malagueñas con abandolaos, las cantiñas, las soleares, las seguiriyas y los tangos.
El sonido gitano de su voz y la pureza de sus maneras convierten este disco en una joya de inapreciable valor para quienes aún apostamos por gente que es capaz de cantar con el corazón. Por Antonio Campos, por poner un ejemplo.
