Cultura

Antonio Canales: "Ni muerto voy a dejar de bailar; soy un joven veterano"

El bailaor está estos días en el Festival de Teatro de Bogotá, uno de los referentes en Latinoamérica, al que por primera vez llega el flamenco. Se ha rodeado de una ‘troupe’ joven que le da vida. Dice que le quedan tres años antes de retirarse.

el 19 mar 2010 / 20:06 h.

-¿Cómo es la obra con la que ha aterrizado el flamenco en el Festival de Teatro de Bogotá?

-En ella intento hacer una evocación de la palabra. Para ello, me he inspirado en los primeros poetas colombianos del siglo XX: Jorge Rojas, Carlos Martín... En definitiva, los poetas del movimiento piedracielista, que es como nuestra Generación del 27 pero allí. El centro del espectáculo es un poema de Rojas, Soledad. Alrededor de él gira todo.

-Y usted, ¿qué papel juega?

-Yo voy a bailar la palabra. En el espectáculo voy envejeciendo paulatinamente. Interpreto los papeles de los poetas, aunque no me disfrazo ni nada de eso. Únicamente intento evocar su poesía, incluso la de nuestro moguereño Juan Ramón Jiménez.

-Siempre uniendo flamenco y poesía. Ahí Lorca era el número uno, ¿no?

-Sí. Creo que el flamenco sin poesía no podría existir. Ciertamente, Lorca es un símbolo, pero hay muchos. La poesía en sí ya es muy flamenca.

-Generalmente, se asocia el fomento del flamenco a escala internacional con Japón y Estados Unidos. ¿Cómo está lo jondo en Suramérica?

-La verdad es que hay mucha tradición. Ocurre como en el mundo taurino. En Perú, en Chile..., ellos tienen muchísima cultura nuestra y la toman. De hecho, hay influencias tanto del flamenco en sus artes como en el camino inverso. Podrán pasar hambre, pero lo poquito que tienen se lo gastan en el arte; ellos viven a la luz.

-En la expedición suramericana va acompañado de jóvenes talentos: Daniel Doña, Marco Flores, Olga Pericet, Borja Évora y Ana Morales...

-Son todos muy buenos [risas]. Voy con chavalillos muy jóvenes, pero que llevan tiempo en la compañía y, ¿sabe?, los he visto nacer desde el conservatorio. Muy fuerte, ¿no?

-¿Cómo ve el nivel del baile que se practica hoy en día?

-Se han conseguido muchas cosas desde dos décadas atrás hasta ahora. Sin embargo, hace unos seis o siete años, la cosa se había quedado... no parada, sino peor. Ahora tenemos que devolver el baile a la actualidad; como diría Lopera, ‘estábamos en la UVI'. Pero eso ya pasó, ahora estamos en planta [risas]. Hay cosas que sí han mejorado mucho: en los 70 y los 80 esto era una fiestecita para los ricos, ahora no. De todas formas, ahora tenemos muy buen nivel con Paloma Santova o con Maldonado, por ejemplo. Creo que esta gente son la nueva savia, que mucha falta le hace al flamenco.

-De hecho, su compañía cumple 18 años ahora. ¿Se siente ya mayor de edad?

-18 años y 63 coreografías, que son como mis hijas. Pues ahí sigo, ¿eh? ¡Soy todo un volcán! He pasado dos o tres años algo más sabáticos, pero ya no. ¿Quiere que le haga un balance? Pues he pasado por sentimientos tan distintos como el amor, el dolor o la satisfacción. Hemos tenido grandes éxitos, pero también algún que otro fracaso. Pero no pasa nada, seguimos. En mi epitafio quiero que ponga: ‘No lloréis, que me entristecéis'. Yo ni muerto voy a parar de bailar, porque aunque esto de bailar no es un camino de rosas, ganas un poso de sobriedad que es muy grande, muy fuerte. Afortunadamente, creo que me quedan al menos tres años antes de retirarme. Luego es probable que me dedique a la dirección... A algo relacionado con la danza seguro, porque es mi vida. Tengo ya 48 años... soy un joven veterano [risas].

-Estará en la Bienal de Flamenco como invitado. ¿Para cuándo con un espectáculo propio?

-Voy una noche con Arcángel, que es maravilloso. Me llamaron, pero yo no quería presentar nada porque no tenía nada bueno. Llevo dos Bienales sin ir y no quería ofrecer cualquier cosa.

-El flamenco es de las artes que más se ha librado de los recortes por la crisis, ¿no?

-A ver... Hasta la naturaleza está gimiendo con la crisis. Nunca he visto cosas como las que pasan ahora. Creo que la crisis daña a todo, pero también que el ser humano no puede vivir sin el arte. Y estoy seguro de que la crisis se pasará antes en el arte en general que en el sector de la construcción.

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