Cultura

Antonio de la Torre rodará en Australia en febrero a las órdenes de Jim Loach

La nueva cinta del hijo de Ken Loach cuenta la historia de un grupo de españoles afincados allí. En la maleta puede llevarse dos Premios Goya si resulta vencedor en la gala del próximo día 9.

el 26 ene 2014 / 23:56 h.

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antonio-de-la-torreNo para y se sabe con suerte por ello, en un país todo él en crisis donde la cultura en general, y el cine en particular, parece que debe dejarse de lado porque hay otras prioridades. Antonio de la Torre se rebela y rechaza que se hable del cine como entretenimiento. “El cine es cultura y la cultura es fundamental para la democracia, es esencial como elemento formador, porque una sociedad sin cultura es más manipulable”, defiende. Entre el aumento del IVA cultural, los recortes de subvenciones y el liderazgo en descargas piratas, siente envidia por lo que ocurre en otros países como Francia, donde la cuota de exhibición del cine patrio es del 45%, mientras cree que en España “no se puede ni hablar de industria del cine porque yo entiendo por industria cuando hay gente trabajando permanentemente”. Aquí no hay para eso “pese a que hay gente muy buena”. Y lo dice consciente de que ser un privilegiado “aunque esto en cualquier momento puede cambiar”. Prueba de que es uno de los intérpretes con más trabajo es el hecho de que, por segundo año consecutivo, está doblemente nominado a los Premios Goya como actor principal y de reparto por su participación en dos de las películas con más candidaturas:La gran familia española (11) y Caníbal (8). Pero también los proyectos que le salen hasta en Australia, a donde viajará a finales de febrero para rodar a las órdenes de Jim Loach, hijo del director británico Ken Loach. Se trata de una historia “sobre españoles afincados en Australia” para la que se está preparando visitando viñedos y conociendo el trabajo en este sector, con el que está relacionada la trama. No solo no le da miedo rodar en inglés sino que es un firme defensor de la versión original porque “un actor es su voz, yo prohibiría por ley el doblaje, en Portugal no doblan y casi todos saben inglés”. La voz, precisamente, será su principal herramienta en otro proyecto en el que está inmerso y con el que ha vuelto a la radio, en la que trabajó como periodista: la ficción sonora basada en la película Blade Runner de Ridley Scott que estrenará el próximo 10 de febrero RNE. Fueron estos compromisos los que le impidieron acudir el sábado en Sevilla a la entrega de los premios Asecan, donde triunfó Caníbal. Sí estará en Madrid el próximo 9 de febrero para saber si en la maleta a Australia podrá llevarse algún Goya. A De la Torre se le nota su pasado periodístico. Está empapado de la actualidad, sobre todo en lo que afecta a su actual trabajo, y la analiza sin apasionamiento y tratando de ver todos los puntos de vista. Ante el reciente anuncio del ministro José Ignacio Wert de rebajar la fiscalidad en el mercado del arte, y la previsión de que podría extenderse a otros sectores culturales, dice que “puedo pensar que es una ocurrencia del Gobierno o bien que es un globo sonda para más adelante darse cuenta del error tan grave que cometieron al subirlo”. Lo mismo ocurre cuando habla de la reciente iniciativa de los cines para abaratar la entrada los miércoles durante tres meses, donde se muestra prudente sin conocer los márgenes de beneficio de exhibidores y distribuidores “aunque sospecho que se pueden bajar”, o al analizar el problema de la piratería, donde carga contra las operadores de internet que “cuando venden un ADSLsaben que se va a usar para descargar películas y deben asumir su responsabilidad” y también contra la falta de conciencia social. “La gente tiene que entender que descargarse una película es como coger un chorizo de la tienda y llevárselo”, denuncia, tras relatar con desolación una anécdota:“El otro día mi frutero me preguntó dónde podía descargarse Caníbal para verla. Me deprimí. Es que la gente no es consciente”. Defiende la cultura como un derecho y un factor clave para la democracia y por ello defendería que por debajo de un nivel de renta se garantizara el acceso a ésta, pero también aclara que “todo gratis no puede ser y si lo es, que salga de los impuestos”. Todos los que hacen una película están trabajando y deben cobrar por ello. “A partir de ahí podemos hablar de precios”, alega, y de medidas para facilitar el consumo de cultura porque “una sociedad sin cultura está condenada a la manipulación”, un mensaje que transmitió a quienes acudieron ayer al pase de Caníbal celebrado en los cines Plaza de Armas dentro de una campaña de la Academia de Cine en varias ciudades con sesiones gratuitas de las diferentes películas nominadas.

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